ANTES DE BABEL
Juan José Millás reflexionaba ayer en la contraportada sobre el relato bíblico de la torre de Babel, 'ese instante en que a los hombres se les rompió la realidad en mil pedazos, como un jarrón de porcelana, y comenzó la historia del fragmento'. El mensaje central de ese pasaje bíblico -que hubo un tiempo en que toda la humanidad habló el mismo idioma, y que éste se fragmentó después hasta generar las más de 5.000 lenguas actuales- tiene una cierta probabilidad de resultar correcto, según los datos que han ido obteniendo unos cuantos lingüistas, genetistas y antropólogos, casi siempre vinculados a la Universidad de Stanford.
El recientemente fallecido lingüista Joseph Greenberg vivió y murió fascinado por las enigmáticas coincidencias que había descubierto entre las más dispares lenguas del mundo. En África Central y Sudán, el número uno se dice tok, tek o dik. La raíz tik es muy común en las lenguas asiáticas, y siempre se refiere a la unidad. Las lenguas americanas precolombinas y el esquimal también usan la raíz tik. En este caso no significa uno ni unidad, pero sí el primer objeto de la historia que les sirvió de símbolo: el dedo índice. Casi todas las lenguas europeas y buena parte de las surasiáticas provienen de un lenguaje ancestral llamado indoeuropeo, en el que la raíz deik significaba 'señalar con el dedo'. De deik derivan los términos que significan dedo en griego (daktulos), latín (digitus) y muchas más lenguas. Tok, tek, tik, dik, deik, dedo, señalar con el dedo, número uno. ¿Qué demonios pasa aquí?
El año pasado irrumpió en el asunto un genetista llamado Alec Knight, del departamento de Antropología de la Universidad de Stanford (BioMedNet, 14 de octubre). Varios pueblos africanos hablan actualmente un grupo de lenguajes conocidos como Khoisan. Sus hablantes incluyen poblaciones tan separadas y aisladas entre sí como los Hadzabe de Tanzania (este de África) y los San de la región suroccidental del continente. Cuando ocurre este tipo de cosas, una de las explicaciones obvias es que el Khoisan fuera la lengua hablada por un antiguo pueblo que se extendió por toda África, y que otras expansiones de población muy posteriores (de gente que hablaba otras lenguas muy distintas) colonizaron todo menos las regiones aisladas y dispersas en las que se sigue hablando hoy la lengua ancestral.
Pero ¿cuánto era de ancestral esa lengua? El genetista Knight ha hecho lo que suelen hacer los genetistas frente a esta clase de problemas: comparar el ADN de los Hadzabe con el de los San. En su incesante transmisión de padres a hijos, el ADN va acumulando mutaciones lenta pero inexorablemente. Cuando el ADN de dos poblaciones es muy parecido, eso significa que tienen un origen común muy reciente: que eran los mismos hasta hace unos pocos miles de años, y sólo entonces se dividieron en dos. Si el ADN de dos poblaciones es muy diferente, su origen común es muy remoto: también fueron los mismos en algún momento, pero ese momento se remonta a 20.000 años atrás, por poner un ejemplo.
Pues bien. Según los datos de Knight, los Hadzabe y los San 'están tan alejados como lo pueda estar una población humana de otra'. Es decir, que los Hadzabe se parecen menos a los San que los suecos a los aborígenes australianos.
La conclusión no es extraña desde un ángulo genético. Toda la humanidad que vive fuera de África salió de una pequeña zona de ese continente hace entre 50.000 y 100.000 años, y por tanto África tiene más diversidad genética que todo el resto del mundo junto. Los Hadzabe y los San pueden ser perfectamente los representantes actuales de una población ancestral que colonizó toda África hace 50.000 o 100.000 años, y que después fue desplazada por migraciones posteriores excepto en ciertas regiones. Nada hay de raro en ello. Lo extraordinario es que ésas sean precisamente las regiones donde hoy se habla Koishan, porque la interpretación más obvia de esos datos es que el Khoisan es el lenguaje más antiguo de la historia de la humanidad: lo que hablaba todo el mundo antes de la torre de Babel, o antes de que Dios 'confundiera nuestras lenguas para que no nos entendiéramos los unos con los otros', como dice Millás.
Greenberg pensaba (polémicamente) que los 5.000 idiomas que existen hoy en el mundo provienen de uno sólo: el lenguaje ancestral de la especie humana. Knight cree haber descubierto que ese lenguaje era el Khoisan. Sería bonito: esa familia de lenguas se caracteriza por su abundante uso de los chasquidos. Hay más de 15 distintos. Uno de ellos es parecido al sonido de fastidio que hacemos chascando la lengua detrás de los dientes. Otro es el que los lingüistas llaman click bilabial: exactamente, el sonido de un beso.
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