Un paso adelante para el futuro de la Unión
El nacimiento de una futura Constitución europea parece más tangible y próximo sobre todo después de que una figura del Gobierno laborista británico se decantara ayer abiertamente por ella. El discurso del secretario del Foreign Office, Jack Straw, en Edimburgo fue bien recibido tanto en el seno de la Comisión Europea como por la presidencia de la UE, actualmente en manos de un país moderadamente proeuropeo como es Dinamarca.
El portavoz del Ejecutivo comunitario, el británico Jonathan Faull, dijo, al referirse a las declaraciones del ministro, que 'está claro que la idea de la Constitución avanza y resulta cada vez más atractiva para todos los países miembros'. 'Con o sin ampliación de la UE, es evidente la necesidad de refundir los tratados y, desde luego, la propia ampliación hace aún más conveniente redactar una Constitución'.
Por su parte, un portavoz de la presidencia danesa juzgó también 'positivo' que el Reino Unido apueste claramente por una Carta Magna, pero subrayó que ello no debe significar abrir la puerta a una Europa federal, algo, por otro lado, que ninguno de los líderes de los países grandes de la UE, a excepción del canciller alemán, Gerhard Schröder, está dispuesto a defender.
La idea de una futura Constitución es una de las cuestiones que debe dilucidar la Convención sobre el futuro europeo, un foro interinstitucional de 105 notables presidido por el ex presidente francés Valery Giscard d'Estaing, que desde el pasado marzo y durante un año discute qué tipo de Europa se desea ante la perspectiva de una UE de 27 naciones o 28 (cuando se produzca el ingreso de Turquía).
La Convención, integrada por representantes de los Estados, de la Eurocámara, de los Parlamentos nacionales y de la Comisión, tendrá que proponer un nuevo reparto de competencias entre los Estados y las instituciones comunitarias, definir el papel de los Parlamentos nacionales en la Unión Europea, simplificar los Tratados y definir la fuerza jurídica de la Carta de derechos de la Unión, aprobada el año 2000 en la Cumbre de Niza.
'Si lográramos un amplio consenso sobre una propuesta única, abriríamos la puerta a una Constitución para Europa', subrayó Giscard el pasado mes de marzo en la apertura de los trabajos de la Convención. El ex presidente francés, sin ataduras ahora a la defensa de la primacía de los Estados, se declara favorable a tesis federalistas matizadas, posición que comparten también la Comisión y la Eurocámara.
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