George, el guardabosques
En vísperas de la conferencia sobre medio ambiente de Johanesburgo, en la que, por desgracia, no participará, George Bush ha anticipado al mundo la receta para resolver la plaga de los incendios forestales: 'Es suficiente con talar los árboles, así ya no se queman', ha proclamado desde un condado de Oregón devastado por las llamas.
No todos los árboles, claro: sólo una parte de ellos, para que sirva como lección. Es increíble que no se le haya ocurrido antes a nadie. Y, además, hablando con franqueza: ¿para qué sirven tantos árboles? Para adornarlos con las bolas de Navidad y para preservar la vida en la Tierra. Pero, si pensamos en cosas más serias, nos damos cuenta de que no los puede lanzar contra Sadam porque ni siquiera caben en los bombarderos. Ni le sirven para jugar al fútbol, porque son demasiado estáticos. (...) Para lo único que sirven (...) es para quemarse continuamente, sin ningún respeto para los Gobiernos que deben gastar mucho dinero para apagar los incendios. Por esto, el presidente guarda forestal encargará esta matanza a los particulares, que a cambio podrán vender la madera. Y de esta forma los árboles servirán para algo: para hacer dinero. (...) Si el resultado es positivo, se podría aplicar el experimento a otras cuestiones medioambientales. A las vacas locas, por ejemplo. ¿Por qué no se intenta acabar con este problema de raíz, exterminando a la mitad de los terneros? Y la superpoblación en el Tercer Mundo, aunque, en este caso, quizás eso que llaman sida sólo sea una primera aplicación práctica a amplia escala.
Massimo Gramellini
Turín, 23 de agosto
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