Vizcaya plantea reducir a la mitad la basura sin reciclar en cinco años
El II Plan de Gestión de la Diputación contempla una inversión de 44 millones de euros
La Diputación de Vizcaya se ha marcado como objetivo que dentro de cinco años sólo el 32% de los residuos urbanos se deposite en vertederos. El II Plan de Gestión de estos desechos, que abarca de 2002 a 2007, contempla reducir a la mitad el volumen actual que acaba en los basureros. Esta segunda fase prevé una inversión de casi 44 millones de euros, de los que 31,90 serían asumidos por las instituciones. La Diputación no ha podido cumplir los objetivos de la primera fase, pese a que el reciclaje subió al 32%, debido al retraso en la puesta en marcha de la incineradora.
La primera fase del Plan de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos de Vizcaya, aprobada en 1997 y con vigencia hasta 2001, se fundamentaba en tres actuaciones: el aumento del reciclaje desde 1,4% existente en 1994 al 35%; la incineración en una planta de un 23% de los desechos y la reducción del vertido a los basureros del 94% de los residuos al 42%.
Pese a los buenos resultados en el reciclaje -muy cerca del fin marcado, con un 32%-, el depósito en los basureros se ha quedado finalmente en un 66%. La demora en las obras de construcción de la incineradora de Zabalgarbi en Bilbao, que pretende quemar cada año 228.000 toneladas de basura doméstica, lo ha impedido. Esta instalación, rodeada de gran polémica desde su gestación en 1993, empezó a construirse hace un año y se espera su puesta en marcha en 2004.
La diputada foral de Medio Ambiente, María Esther Solabarrieta, se muestra satisfecha de lo conseguido en el reciclaje, que sitúa a Vizcaya en la media de los países más avanzados en esta materia. Según las estadísticas del Club Español de los Residuos, sólo Holanda (39% de reciclaje) y Austria (34%) se sitúan por encima del territorio vizcaíno, mientras que Alemania alcanza un 25% de recuperación de residuos y Suecia un 26%. La media en España se queda en un 11%. Solabarrieta se vanagloria de haber encauzado la gestión de la basura, 'algo que ni siquiera se tomaba como un problema'.
1,1 millón de toneladas
Los residuos sólidos urbanos abarcan toda la gama de la basura doméstica (la orgánica, papel-cartón, vidrio, o envases), medicamentos, textiles, madera, electrodomésticos, aceites comestibles, neumáticos fuera de uso y residuos de construcción. Todos estos desechos totalizaron un volumen de casi 1.100.000 toneladas en 2001.
El nuevo plan, con vigencia entre 2002 y 2007 y ya presentado ante las Juntas Generales de Vizcaya, vuelve a contemplar nuevas reducciones en el depósito a vertederos y seguir con la tendencia de mayor reciclaje. Del total de 1,2 millones de toneladas de residuos urbanos que se generarán dentro de cinco años, según los cálculos forales, sólo el 32% iría a los vertederos, mientras que la recuperación aumentaría hasta el 46%, el compostaje se queda en un 2% y la incineración alcanza el 18%. Este último dato supone cinco puntos por debajo de lo planteado en la primera fase, que contemplaba un 23%.
Para conseguir estos objetivos, además de la incineradora de basuras, se plantea la construcción de 'una o varias plantas de compostaje', cuyo número dependería de la gestión y tecnología utilizada, con una capacidad mínima de tratamiento de casi 32.000 toneladas anuales. A ello se uniría otra planta de gasificación con aprovechamiento energético, que podría tratar 33.800 toneladas al año. Se necesitarían también 500 nuevos contenedores y 15 garbigunes (puntos limpios donde se pueden depositar residuos de gran tamaño como escombros, maderas o electrodomésticos), que se unirían a los 19 existentes en la actualidad.
El documento presentado por la Diputación calcula una inversión necesaria de 43,90 millones de euros, de los que 31,90 'son de iniciativa y titularidad pública' y el resto de iniciativa privada o mixta público-privada.
La segunda fase del plan considera necesario crear un Consejo Territorial de Gestión de los residuos urbanos, con la participación de la Diputación y ayuntamientos y mancomunidades. Su objetivo sería la implicación en el desarrollo del proyecto y proponer nuevas iniciativas. Este órgano se encargará también de controlar el cumplimiento del plan, junto a las Juntas Generales. Se contempla la revisión ordinaria del proyecto en 2004 por primera vez y en 2007, cuando finalice el periodo de vigencia.
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