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Reportaje:

Y ahora, también sobornos

El Departamento de Justicia estadounidense investiga a Enron por posibles pagos irregulares a Gobiernos de varios países

Después de las dramáticas consecuencias que ha tenido sobre las las empresas y los mercados de acciones, el 'escándalo Enron' puede tomar un giro imprevisto y preocupante. En el horizonte de la investigación aparece la hipótesis de que la compañía eléctrica haya pagado sobornos o 'astillas' a diversos Gobiernos para obtener contratos ventajosos de construcción. Los negocios internacionales de la firma eléctrica, radicada en cuatro continentes, aparecen ahora como la gran preocupación de los investigadores oficiales, que hasta ahora no habían accedido a ellos. La empresa niega haber cometido irregularidad alguna en el exterior.

Las sospechas se centran en la construcción de una planta de agua en Ghana y de una eléctrica en la República Dominicana
El Banco Mundial ha subvencionado con más de 3.000 millones de dólares los proyectos internacionales de la compañía eléctrica

El caso Enron, el detonante de la crisis de confianza aguda que están sufriendo las empresas estadounidenses y los mercados de acciones de medio mundo, se extiende en el ámbito internacional. El Departamento de Justicia de Estados Unidos está investigando si la empresa lleva años pagando sobornos a los Gobiernos de varios países para conseguir proyectos de construcción de oleoductos o adquirir plantas eléctricas y de agua en condiciones muy favorables. Las operaciones en el extranjero, agrupadas bajo el capítulo Enron Global Services, se han mantenido a salvo de la bancarrota, blindadas, e incluyen los activos más valiosos que le quedan al antiguo gigante enérgético.

Enron opera en cuatro continentes. Desde plantas eléctricas en Polonia, Nigeria, India y Filipinas hasta un oleoducto bajo construcción en la selva de Bolivia. Que se sepa, muchos de esos proyectos los ha conseguido sin competir en una licitación o a precios de ganga durante procesos de privatización, de acuerdo con las informaciones facilitadas por el Banco Mundial, que es una de las instituciones que ha destapado las supuestas mordidas.

El propio Banco Mundial ha subsidiado con préstamos de cerca de 3.000 millones de dólares varias de esas operaciones, como también lo ha hecho el Banco Europeo de Inversiones. En Estados Unidos, Enron obtuvo además otros 4.000 millones de dólares en préstamos o garantías de instituciones públicas, durante la última década. Parte de esa financiación habría ido a parar a los bolsillos de funcionarios corruptos en, al menos, una decena de países.

El Ministerio de Justicia examina especialmente los alegatos de soborno en Ghana, Mozambique, Nigeria, India, Colombia, Panamá, Bolivia y República Dominicana, pero no descartan ampliar la investigación a medida que vayan conectando los hilos. Hasta el momento, uno de los rastros les ha conducido a Rebecca Mark, que fue la jefa de la división internacional de Enron hasta fines de 1998, y después estuvo al frente de la subsidiaria Azurix, desde la que se llevaban todos los negocios globales de plantas de agua. Mark salió de Enron en el 2000, tras ganar 80 millones de dólares en la venta de sus acciones.

Casos preocupantes

Tanto Mark como Enron han negado a través de sus respectivos portavoces haber realizado pagos indebidos. Ellos atribuyen todas las acusaciones a la competencia desleal o rivales políticos en los distintos países, pero no han logrado convencer con esos argumentos a los fiscales del secretario de Justicia, John Ashcroft.

En Ghana, el Banco Mundial retiró en el año 2000 su apoyo a un proyecto de 100 millones de dólares para construir una planta de agua, porque el Gobierno le había otorgado el contrato a Azurix sin ningún tipo de licitación. Según el periódico Wall Street Journal, en ese proyecto en concreto Enron realizó un inexplicable pago por adelantado de cinco millones de dólares a funcionarios del Gobierno. Cuando lo descubrió el director en Ghana del Banco Mundial, Peter Harrold, le envió una dura carta al entonces vicepresidente del país, John Atta-Mills cancelando la financiación del proyecto.

El año pasado hubo quejas en la República Dominicana de que Enron había comprado una planta generadora de electricidad a un precio muy por dejajo del mercado. La empresa trató entonces de desestimar las críticas amparándose en que el precio se había ajustado al peritaje realizado por Arthur Andersen, la empresa auditora que actualmente está bajo investigación por supuesta complicidad con Enron para falsear la contabilidad en millones de dólares.

John Ashcroft, secretario de Justicia, durante una rueda de prensa en Salt Lake City.
John Ashcroft, secretario de Justicia, durante una rueda de prensa en Salt Lake City.AP

Lockheed pagó la multa más alta

Entre el resto de las pistas que examina el Departamento de Justicia en varios países están algunos proyectos en India, como el de la construcción de una planta eléctrica del Estado de Maharashtra. El proyecto costó 3.000 millones de dólares, y lo había financiado en parte el Gobierno de Estados Unidos. La investigación de las presuntas violaciones de Enron a la Ley sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero puede ser larga y complicada. Son casos difíciles de probar, porque dependen de testigos extranjeros, cuyas motivaciones y fiabilidad no siempre están claras. Desde que entró en vigor la Ley, en 1977, la fiscalía federal de EEUU sólo ha logrado condenas en 42 casos. La multa más cuantiosa le cayó en 1995 a Lockheed Martin: 24,8 millones de dólares por pagar sobornos a un político en Egipto. En el caso de Enron, se suma además la difultad del complejo entramado para encubrir deudas y otras oscuras operaciones contables.

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