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Crónica:Ciencia recreativa / 10 | GENTE
Crónica
Texto informativo con interpretación

EL CASO DEL ZURDO PALEOLÍTICO

Javier Sampedro

Cualquiera que haya visitado alguna vez la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, habrá reparado en las extrañas posturas que suelen adoptar allí los estudiantes (los que toman notas, al menos). Uno no sabe si es que les acaba de dar una salmonelosis, o si las explicaciones del profesor les producen fuertes dolores en el costado, o qué es lo que pasa. El fenómeno ha desconcertado a varias generaciones de observadores imparciales, pero al final ha podido esclarecerse de forma satisfactoria: hay demasiadas sillas para zurdos. Ya saben, de ésas que llevan una solapa-escritorio abatible. La peor desgracia que le puede pasar a un diestro es tener que tomar apuntes en una silla con solapa-escritorio para zurdos. Para colmo, y debido a la ley de Murphy (véase EL PAÍS del 4 de agosto), cada vez que aparece un zurdo por el aula, le toca indefectiblemente una silla con solapa-escritorio para diestros, y en consecuencia la clase acaba siempre pareciendo una lección de yoga, y no de las más brillantes que se recuerdan.

En 1994, y ante las repetidas quejas de los alumnos, un responsable de la universidad se defendió aduciendo: 'Las facturas demuestran que las sillas para zurdos no superan en esta universidad el 15%, que es el porcentaje de zurdos en la población general, según las más solventes estadísticas. Les diré más aún: si visitan ustedes la Cueva del Castillo, que no está muy lejos de aquí, comprobarán que ese porcentaje se ha mantenido estable durante 20.000 años'. ¿Tenía razón aquel responsable académico?

La Cueva del Castillo, junto a Puente Viesgo (Cantabria), es un asentamiento espectacular por muchos conceptos, pero lo que nos interesa aquí son las más enigmáticas de sus pinturas rupestres: las 'manos en negativo'. Para ejecutarlas, nuestros ancestros del Paleolítico superior apoyaban una mano en la roca y la cubrían con un mineral rojizo y pulverizado. Al apartar la mano, el resultado era una mano en negativo. Bien. Ahora sitúese en el Paleolítico superior. Si es usted diestro, apoyará la mano izquierda y usará la derecha para administrar el mineral pulverizado. El resultado será una 'mano en negativo' con el pulgar a la derecha. Si usted es zurdo, sin embargo, apoyará la derecha y pintará con la izquierda, con el resultado de una 'mano en negativo' con el pulgar a la izquierda.

Las paredes de la Cueva del Castillo tienen impresas 45 manos en negativo, y media docena de ellas tienen el pulgar a la izquierda: el 13%. Tal y como había señalado el responsable académico, el porcentaje de zurdos en el Paleolítico superior era muy similar al actual. Y justificaba plenamente la compra de sillas realizada por la institución santanderina (la ley de Murphy es otra historia). Ya les puedo revelar el nombre del inteligente responsable académico al que me refería: se trataba del entonces rector de la universidad, Ernest Lluch.

Casi todos los animales de este planeta (salvo las medusas, las hidras y cosas así) estamos dotados de simetría bilateral. Esto quiere decir que estamos formados por una mitad izquierda y una mitad derecha, y que cada una de esas mitades es la imagen especular de la otra. Pero esto es sólo una descripción aproximada. El hígado, el bazo y el páncreas no respetan la simetría bilateral, por ejemplo. Y el cerebro tampoco.

El neurocirujano francés Paul Broca descubrió hace más de un siglo que cierta región cerebral especializada en el lenguaje (el área de Broca, claro) está situada por lo general en el hemisferio izquierdo. Broca también reparó en que cerca del 15% de la gente parece tener esa región en el otro hemisferio, y propuso que los zurdos eran aquellos individuos en que el cerebro estaba lateralizado al revés que en la mayoría de la población: algo así como tener el hígado a la izquierda.

Pero Broca se equivocó. Porque la mayoría de los zurdos tienen el área de Broca en el hemisferio izquierdo, igual que la mayoría de los diestros.

Los científicos no saben aún por qué hay zurdos. Tampoco saben por qué hay diestros, que es otra forma de preguntar lo mismo. La Universidad de Indiana, eso sí, ha compilado un catálogo de zurdos famosos, donde se puede aprender, por ejemplo, que siete presidentes de Estados Unidos han sido zurdos, incluidos Reagan, Bush (padre) y Clinton. Como desde George Washington hasta George Bush (hijo) ha habido 43 presidentes, el porcentaje de zurdos en ese cargo es del 16%, en buena sintonía con el Paleolítico superior. También aparecen en la lista Juana de Arco, Julio César, Napoleón, Carlomagno, el general Schwarzkopf y Johnny Rotten. No entiendo cómo se han podido olvidar de Harpo Marx. Quizá no encontraron su área de Broca.

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