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Ebullición económica y social

El espectacular crecimiento que ha vivido en los últimos ocho años el municipio almeriense de Roquetas de Mar se aprecia con un solo golpe de vista y una cifra, 250 hectáreas, el espacio que falta para que Aguadulce, su urbanización satélite, se una a Roquetas y no quede un resquicio de costa sin ladrillo. El Ayuntamiento expide entre 2.500 y 3.000 licencias de primera ocupación anuales y desarrolla un plan urbanístico de 18.000 viviendas a corto plazo. Es la respuesta al crecimiento de la población, que ya alcanza los 50.727 habitantes.

El crecimiento poblacional se ve acompañado del de infraestructuras. Una plaza de toros, un teatro o la construcción de edificios, que no son competencia municipal, como colegios, institutos y una residencia para la tercera edad. La última de las sorpresas anunciadas por el alcalde, Gabriel Amat (PP), consiste en la cesión de unos 5.000 metros cuadrados para la construcción de un centro ecuménico. El gesto le ha valido para demostrar 'el modelo de integración social' existente en un municipio en el que conviven personas de 97 nacionalidades.

Roquetas ha sabido mantener, en un ejercicio de contorsionismo económico y urbanístico que ha llevado a los tribunales al alcalde, los sectores pesquero, agrícola y turístico que reportan anualmente al municipio 3, 120 y 180 millones de euros, respectivamente. La construcción de cinco parcelas hoteleras en 600.000 metros cuadrados supondrá una inversión de 300 millones de euros a lo largo de un kilómetro de playa y aumentará las 21.000 camas disponibles actuales.

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