La banca entra en la tormenta perfecta
América Latina, el 'crash' bursátil, y Telefónica hunden los resultados de SCH, BBVA y La Caixa hasta junio
Al comienzo del año los banqueros se prepararon para los tiempos duros, pero se quedaron cortos. Ahora toman medidas drásticas para salir de la crisis económica y bursátil. SCH, BBVA y La Caixa han visto cómo su doble posición en las grandes empresas presentes en América Latina y el peso de sus filiales americanas han hecho que tengan los peores resultados de su historia. Caja Madrid y el Popular salvan la situación por estar sólo en España.
La caída de resultados de La Caixa confirma su dependencia del grupo industrial; el SCH, de las operaciones financieras, y BBVA, de Telefónica
Se cerró el ciclo de la abundancia. En sólo nueve meses, el Santander Central Hispano (SCH), Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y La Caixa, las tres entidades más grandes de España, han pasado de presentar incrementos del 25% en sus resultados a caídas del 13,5%, el 9% y el 47% respectivamente en junio pasado. Cuando cerraron el tercer trimestre de 2001 nada les hacía presagiar que se estaba acabando tan abruptamente la época de las vacas gordas. En el cierre del ejercicio pasado, los banqueros todavía no fueron conscientes de lo que se les venía encima y anticiparon crecimientos del 10% para 2002. Hoy se anuncian caídas de los resultados en la misma proporción.
En poco tiempo se han consolidado lo que parecían males pasajeros. Desde finales de 1999 el Ibex 35 ha caído un 48%, y no se atisba su recuperación a corto plazo. Esta situación ha tenido cuatro consecuencias: en primer lugar ha provocado que se volatilicen las billonarias plusvalías de la cartera industrial. En sólo tres meses, entre abril y junio pasado, el SCH tiene 1.000 millones de euros menos de plusvalías en su cartera industrial y bancaria, aunque aún acumula 5.000 millones por la buena situación del Royal Bank of Scotland.
Las cifras de la Caixa son todavía más espectaculares. En diciembre pasado tenían unas plusvalías de 4.053 millones. El 30 de junio cayeron hasta los 1.800 millones, y al 30 de julio estaban cercanos a los 1.000 millones, es decir, que han caído un 75% en siete meses. Repsol, Deutsche Bank, Endesa y el Banco Sabadell son las participadas que acumulan más minusvalías frente a las plusvalías de Gas Natural, Acesa y Telefónica. El BBVA ha pasado de 2.500 millones en diciembre a unos 900 millones al 30 de junio, tras las fuertes caídas de las grandes empresas del Ibex 35 en las que participan.
En segundo lugar, el derrumbe bursátil se ha traducido en una brusca caída de las comisiones, tanto las relaciones con valores como las de fondos de inversión de renta variable. En La Caixa, las comisiones de los fondos cayeron un 16% y en el BBVA las asignadas a Bolsa descendieron un 11,6%.
En tercer lugar, las reservas de las sociedades consolidadas, como son las grandes participadas de los tres grupos, afectan a los recursos propios de las entidades financieras. La crisis y las dotaciones que las participadas han realizado, han mermado sus recursos propios y, en consecuencia, los de SCH, BBVA y La Caixa.
Otro factor que ha golpeado directamente a los recursos propios -verdadera línea de flotación- de los dos grandes bancos ha sido la devaluación de las divisas de Brasil, Chile y Argentina, y la caída de la rentabilidad de la deuda pública de estos países. El más afectado ha sido el más expuesto: el SCH. El banco presidido por Emilio Botín afirma en la memoria anual que este año la fortaleza de capital es uno de sus principales objetivos. De momento, no lo está consiguiendo. Su ratio ha caído a los niveles más bajos, el 10,86%, frente al objetivo del 12%, que es el nivel que les exige el Banco de España. El mercado espera que el banco venda alguno de sus activos y el escogido puede ser una parte de la participación que tiene en el Royal Bank of Scotland, del que controla el 8,05%.
Según José Luis de Mora, analista bancario de Merrill Lynch, las diferencias más importantes entre el SCH y el BBVA 'es que el primero tiene un ratio de capital sensiblemente más bajo y que su exposición a los vaivenes de Brasil es mucho mayor. Estos dos factores son una combinación peligrosa'.
Además de caer en Bolsa, la empresas han sufrido un declive en beneficios e ingresos. En el caso de Telefónica, la situación se ha agudizado por las fuertes provisiones realizadas por las inversiones en UMTS, que le ha llevado a pérdidas de 5.574 millones en junio.
A las entidades financieras les ha afectado esta situación en dos partidas: la caída de dividendos ha perjudicado al margen de intermediación, y los menores beneficios -o las pérdidas- han restado parte de los resultados por puesta en equivalencia.
De golpe se ha acabado la subvención industrial que tenían las entidades financieras. Y ha ocurrido cuando el negocio bancario se está ralentizado por el enfriamiento económico. La Caixa, que es la entidad financiera con mayor dependencia de su grupo industrial, ha sido la más afectada.
La entidad presidida por Josep Vilarasau también ha abandonado la posibilidad de incrementar su beneficio un 10% en 2002, como anunció en enero. La cuestión es cuánta será la caída, algo que todavía no ha resuelto la entidad.
En los últimos siete años La Caixa ha duplicado su red de oficinas y su plantilla, mientras sus dos grandes competidores reducían posiciones. Esta expansión la ha pagado con el grupo industrial, y cuando éste se deshinfla, el negocio bancario no ha tenido la fuerza suficiente para aguantar la cuenta de resultados. Tampoco el BBVA y el SCH han podido compensarlo, al menos hasta junio, pero las caídas de beneficios han sido cercanas al 10% y no al 50%, como le ha sucecido a La Caixa.
Mientras tanto, Caja Madrid y el Popular reciben el premio de no estar en América Latina, aunque la caja ha sufrido más la ralentización del negocio doméstico.
Un año en el que puede cambiar el 'ranking' bancario
Tanto Emilio Ybarra como Francisco González, cuando ambos eran copresidentes del BBVA, insistían en que no fusionaron los dos bancos para ser los más grandes sino los más rentables y los que más dinero ganaran. Sin embargo, el BBVA nunca pudo alcanzar en el primer puesto del ranking por beneficios al Santander Central Hispano (SCH), su eterno rival, ni antes ni después de las fusiones. El año pasado, el banco presidido por Emilio Botín ganó 123 millones más que el BBVA. En junio, cuando el SCH ganó un 13,4% menos, González tenía la oportunidad para colocarse el primero por beneficios y rentabilidad, pero no dio el paso. El BBVA ganó 30 millones menos. Prefirió pasarse en dotaciones antes que en beneficios, cuando con una caída del 5% en resultados -suficiente para agradar al Banco de España- ya hubiera superado a Botín. Sin embargo, González es consciente de que este ejercicio será largo y complicado, sobre todo si América Latina y la Bolsa no se recuperan. Quizá la jugada del BBVA es guardar ahora para brillar al final del año, cuando haya pasado lo peor. Hasta ahora, los analistas coinciden en que la posición del banco vasco es más holgada que la del SCH, pillado en Brasil y con menor fortaleza de capital. Quizá cuando la fusión del BBVA cumpla los tres años, en octubre, González sea líder en resultados, con lo que puede enviar un positivo mensaje a la plantilla, apuntándose el tanto con un solo un año de gestión.
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