Presiones por el 'superministerio' de Seguridad
Conseguido el beneplácito en la Cámara de Representantes, George W. Bush dedicó ayer su agenda política a presionar al Senado para que acepte su propuesta de creación de un superministerio de Seguridad Interior. Los senadores demócratas pueden bloquear el proyecto esta semana, la última antes de sus vacaciones, por la falta de garantías laborales para los trabajadores que sean absorbidos por el nuevo departamento. La Cámara, por 295 votos contra 132, concedió a Bush todas las atribuciones que había pedido para el nuevo departamento. Si la ley fuera aprobada tal y como se ha redactado en esta Cámara, el superministerio llegaría a aglutinar hasta 22 organismos federales repartidos ahora por el esquema actual del Gobierno. Habría 170.000 trabajadores en un Departamento de Seguridad Interior que tendría 38.000 millones de dólares de presupuesto y que se convertiría en el protagonista de la mayor reorganización del Gobierno desde la II Guerra Mundial.
Paradójicamente, Bush puede llegar a vetar su propia iniciativa si el Senado recorta algunas de sus pretensiones. Esa Cámara quiere garantías de protección laboral para todos los trabajadores; Bush desea plena potestad a la hora de despedir o contratar empleados. En su discurso radiofónico de los sábados, Bush conminó a los senadores a que le otorguen 'la flexibilidad y la autoridad' que necesita para 'proteger a los estadounidenses', aseguró. Los consejeros de la Casa Blanca han anunciado que recomendarán a Bush el veto si la ley se modifica en el Senado.
Antes de irse a jugar al golf para celebrar sus victorias en la Cámara de Representantes, Bush no se lo pensó dos veces a la hora de introducir el elemento patriótico en la conciencia de los senadores: 'Los tiempos de guerra no son un buen momento para debilitar la capacidad del presidente para proteger a los ciudadanos estadounidenses', dijo. La congresista demócrata Nancy Pelosi le respondió: 'Sé que tenemos un objetivo común, pero tenemos una manera diferente de alcanzarlo', aseguró. 'Se supone que estamos luchando contra el terrorismo, no contra los trabajadores', dijo su compañera Sheila Jackson Lee.
El Senado se niega a que la ley incluya el concepto genérico de 'razones de seguridad nacional' para eliminar las protecciones sindicales y laborales de los 170.000 trabajadores, entre los que estarían la Guardia Costera, los Servicios de Aduanas, las Patrullas Fronterizas, la Administración de Seguridad en el Transporte o el Servicio Secreto. Ni la CIA ni el FBI pasarían a depender del nuevo departamento, lo que, según algunos críticos, desvirtúa su razón de ser. Bush también pidió al Senado un nuevo aumento de 35.000 millones de dólares en el presupuesto militar.
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