El triste fin del aguilucho cenizo
Juzgado un hombre por matar presuntamente a pisotones a tres polluelos de esta especie protegida
El vecino de Tàrrega (Urgell) Joan Grau Segarra, de 68 años, se enfrenta a la posibilidad de ser condenado a una pena de entre seis meses y tres años de prisión por haber matado, presuntamente, tres crías de aguilucho cenizo, una especie protegida en peligro de extinción. El acusado, que en la actualidad es presidente del Ateneo de Tàrrega, una sociedad cívico-cultural que tiene unos 300 socios, realizó trabajos para el Departamento de Agricultura de la Generalitat durante la etapa en que Francesc Xavier Marimon se hizo cargo de esa cartera.
Los hechos, por los que este vecino de Tàrrega declaró ayer en el Juzgado de Cervera como presunto autor de un delito contra la fauna, se remontan al pasado 10 de junio. Una dotación de agentes rurales que realizaba servicios de vigilancia en la comarca del Urgell sorprendió a Grau matando a pisotones los tres polluelos que había en un nido de aguilucho cenizo, una especie protegida por la Generalitat que suele anidar en el suelo en los campos de cereales. Esta circunstancia hace a esta ave más vulnerable ya que muchos nidos son destruidos por las ruedas de los vehículos agrícolas.
El acusado, que fue sorprendido en flagrante, niega los hechos
El nacimiento de las crías suele coincidir con la época de la siega, por lo que cuando se descubre un nido se acota media hectárea a su alrededor y la Administración indemniza al agricultor con más de 1.000 euros.
Grau, a pesar de haber sido cogido con las manos en la masa, negó ante el juez haber matado a las crías de aguilucho cenizo.
El acusado explicó que ese día, mientras circulaba con su vehículo por las cercanías de la finca, se cruzó con unos niños que iban en bicicleta y que le pareció que volvían del lugar donde estaba el nido.
Según su versión, encontró los polluelos muertos y los cogió para enseñárselos a su mujer. 'No había ninguna señalización y tampoco sabía que esta ave está protegida. Si llego a saber el lío que me esperaba, me hubiera quedado en casa', señaló en el juzgado.
Más tarde se sorprendió por la llamada telefónica de este periódico para conocer su versión. 'No tengo nada que decir a un diario español. ¡Si que van escasos de noticias! Tengo la conciencia tranquila y espero que la justicia me dé la razón', dijo.
El atestado de los agentes rurales contradice completamente la versión de Grau y desmiente que hubiera niños en la zona. El informe de los agentes señala con rotundidad que desde el puesto de vigilancia vieron al acusado acercarse al nido y que después de pisotearlo se agachó para recoger algo del suelo que posteriormente introdujo en el maletero de su vehículo todoterreno. La necropsia confirmó que los polluelos murieron asfixiados por aplastamiento.
La vigilancia era especialmente intensa en la zona porque los agentes rurales habían descubierto en aquellas fechas el expolio de varios nidos de la misma especie.
La organización ecologista Ipcena de Lleida se ha personado en la causa penal que se instruye contra el vecino de Tàrrega, a quien se imputa un presunto delito contra la fauna por destrucción de especies altamente sensibles en peligro de extinción, por lo que la Generalitat puso en marcha hace años un programa de protección de sus nidos. Actualmente sólo hay 20 parejas de aguiluchos cenizos en Cataluña.
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