Edward Ruscha expone en un centenar de cuadros su amor-odio por Los Ángeles
El artista lleva al Retiro madrileño 'los ruidos' de la ciudad con la imagen del pop
El artista estadounidense Edward Ruscha (Omaha, Nebraska, 1937) explicó ayer que su obra está muy vinculada a los ruidos de las ciudades. 'Es una experiencia nueva ver estos cuadros en un parque tan tranquilo y bonito'. El pintor, dibujante y fotógrafo, un precedente del arte pop y conceptual, estaba rodeado de un centenar de piezas de la exposición Edward Ruscha. Made in Los Angeles, organizada por el Museo Nacional Reina Sofía y montada en el Palacio de Velázquez, en el Retiro de Madrid. 'Con Los Ángeles tengo una relación de amor-odio desde hace 40 años'.
Palabras pintadas, gasolineras, calles, aparcamientos, piscinas, palmeras, apartamentos y paisajes forman parte de la antológica de Edward (o Ed) Ruscha, un resumen de todos sus estilos, símbolos y temas a lo largo de 40 años en la única imagen de la ciudad de Los Ángeles. La exposición estará abierta hasta el 30 de septiembre en el Palacio de Velázquez, en el interior del Retiro, junto al Palacio de Cristal, donde Eva Lootz presenta hasta el 28 de julio la instalación La lengua de los pájaros, también programada por el Museo Reina Sofía.
Ruscha pertenece a la primera generación de los artistas pop de los sesenta, como Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Jasper Johns, aunque la difusión internacional de su obra no llegó hasta los noventa al tratarse de un artista de la Costa Oeste. Las imágenes de sus cuadros recuerdan otras versiones de Magritte, Edward Hopper, Dennis Hopper.
El artista declaró ayer que le gustaba mucho Magritte, incluso llegó a cenar con él, pero no le había influido en su trabajo. El director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, recordó el impacto en los críticos y artistas de su generación de las obras de Ruscha, sobre todo en Carlos Alcolea y Guillermo Pérez Villalta. 'Estas miradas sobre una piscina, las calles o los cactus incitaron a estos artistas a tener su propia mirada sobre su entorno, como ocurre con las arquitecturas de la Costa del Sol'. El museo compró en 2000, a la galería Metta, de Madrid, por 150.000 euros, el cuadro Neumáticos Blue Collar, de 1992, que figura en la muestra.
El comisario de la exposición, Richard D. Marshall, ha reunido el trabajo de 40 años de Ruscha en torno a la ciudad de Los Ángeles, a través de diversos temas y técnicas, como la pintura, el dibujo, la fotografía y el grabado. 'Sus obras se centran en Los Ángeles, pero se pueden referir a cualquier otra ciudad', afirmó. Ruscha manifestó que con Los Ángeles mantiene una relación de amor y de odio. 'Las ciudades pueden ser a la vez bellas y decadentes, pero Los Ángeles muchas veces me fastidia y me molesta, pero es una fuente de inspiración para mis obras'.
Paisaje y territorio
Bonet añade que Ruscha ofrece un testimonio de la ciudad y nadie mejor que el artista para expresar la atmósfera de California, el paisaje y el territorio, en una relación directa entre el arte y el entorno. 'La muestra es un recorrido por un paisaje contemplado por un gran artista, identificado con el movimiento pop, pero también muy pictorialista e interesado por el hecho mismo de la pintura'. Ruscha dijo que no tenía ningún problema con el pop. 'Es un término que tiene 25 años y se identifica con lo popular. No creo que el pop se haya terminado. A los artistas más jóvenes de hoy se les llaman pop, por lo que sigue vivo, como la cultura popular'.
El montaje se ha dividido en seis áreas temáticas a lo largo de los espacios del Palacio de Velázquez. 'Estar en Madrid, una ciudad muy bella, y ver las obras en este palacio es muy emocionante para mí', afirmó Ruscha. El visitante entra por las calles de Los Ángeles. En sus primeros cuadros de los sesenta se identificaban por nombres de calles, como US 66 o 3327 Division, la dirección de una de sus primeras residencias en la ciudad.
'Me influye todo lo que veo en la calle, la iconografía de la ciudad, su forma de ser', escribe el artista en uno de los paneles que acompañan cada sección, a través de pinturas, fotografías, dibujos y libros del artista. De esta forma se conocen un conjunto de 26 gasolineras, donde por primera vez el artista se centra y explora un tema, lo que hará después con otros aspectos de la ciudad, como apartamentos ('la arquitectura es una forma de arte abstracto y yo me considero un artista abstracto'), parcelas, palmeras, piscinas, paisajes y palabras. Las palabras, para los críticos, son el componente conceptual primario. 'Veo las palabras como flores en un florero. Son palabras calientes porque tienen vida', afirma el artista.
Babelia
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