El futuro de Babcock depende del administrador judicial de Borsig
Caja Madrid, principal avalista de la firma, no forzará por ahora la suspensión de pagos
Babcock Borsig España tiene su futuro en las manos del administrador judicial de la suspensión de pagos de su matriz, la alemana Babcock Borsig (BB). La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y los responsables de la firma alemana aseguraron el lunes a última hora de la tarde a los sindicatos CC OO, UGT y ELA que van a plantear al administrador judicial crear una nueva empresa en el sector de energía con las filiales viables de Borsig. La idea es incluir entre éstas a la española. Representantes de la SEPI viajarán a finales de esta semana o principios de la próxima a Alemania para explicar al administrador judicial la situación y las virtudes de la filial española.
Boris Worieschch, responsable de recursos humanos de BB, y el vicepresidente de la filial española, Carlos Vento, tuvieron el lunes un día de fuerte movimiento negociador. Y como compañero de viaje a la SEPI. Ambas partes se reunieron por la mañana y mantuvieron contactos tanto con Caja Madrid como con Endesa, dos de los principales protagonistas de la situación de la factoría española. La SEPI hace sólo ocho meses vendió a BB por 45 millones de euros, limpia de cargas, la empresa pública. Esta operación en la que se mantuvieron 673 trabajadores, le costó al Estado le costó 1.274 millones de euros. La cifra incluye las pérdidas de los últimos cinco años y las aportaciones directas a la privatización. Babcock Borsig adquirió el compromiso de mantener la plantilla cinco años, realizar transferencias de tecnología e invertir 135,23 millones en ese lustro.
Cuatro personas de BB tienen como misión elaborar un informe para presentarlo al administrador judicial antes del 31 de agosto. El objetivo es presentar un proyecto de nueva empresa en el sector de energía en el que se integrarían todas las filiales. Lo demás se iría paulatinamente cerrando. Los alemanes quieren introducir a la factoría española en este paquete y piensan que de esta forma podría absorber parte de la carga de trabajo de alguna de las empresas no viables. Con este fin la SEPI se trasladará a Alemania para intentar convencer al administrador judicial de la conveniencia de integrar a la firma vizcaína de bienes de equipo en el equipo ganador. La SEPI se volverá a reunir con los sindicatos a la vuelta de este viaje.
Los movimientos de los representantes de la SEPI y la firma alemana se dirigieron el lunes también a Caja Madrid, el principal avalista, con más del 50%, de los contratos de Babcock Borsig España. La caja de ahorros se comprometió, según informó la SEPI en la reunión, a no ejecutar los avales y no forzará a la empresa a pedir la suspensión de pagos. El gabinete de comunicación de la empresa, pese a esta situación, insistió en que la situación de Alemania no influye en la filial española.
Convencer a Endesa
El segundo contacto importante fue con Endesa. Se trataba de convencer a la empresa eléctrica de que la parte del contrato que BB tiene adjudicada para la construcción de dos centrales de ciclo combinado en Gran Canaria y Mallorca se trasladará a la filial española. Endesa no se comprometió a nada. En la reunión en la sede de la SEPI se dejó caer la posibilidad de hacer alguna llamada de teléfono a los altos cargos de la eléctrica. BB comparte este contrato con Duro Felguera y General Electric. Si la parte de BB se trasladara a la filial española, más de 20 ingenieros alemanes que trabajan en el proyecto serían enviados a la planta de Vizcaya. Actualmente la filial española tiene carga de trabajo de poco nivel técnico para un año y medio.
En la reunión se trasladó también, por parte de Vento y Worieschch, a los sindicatos que se va a cambiar a la directiva de la filial española. Así, se descalificó la gestión del alemán Walter Falkners, que hace sólo ocho meses se presentó como un gran gestor. Los sindicatos sugirieron que se podría nombrar un gestor español porque los hay de reconocido prestigio.
Otro de los flecos pendientes fue la convocatoria del consejo de administración y la aprobación de las cuentas que los sindicatos se habían negado a firmar en los dos únicos consejos que se han celebrado hasta ahora. Los sindicatos manifestaron que ya no era necesario celebrar un consejo dada la situación de la empresa. Los responsables de Babcock, por su parte, se comprometieron a enviar las cuentas a las centrales, aunque no está claro que éstas vayan a firmarlas.
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