El PSOE cree que el debate marca el fin del ciclo del PP, aunque aún le falta trecho para ganar

La dirección del PSOE, y singularmente su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, trataron ayer de enfriar el entusiasmo de sus propias filas porque aunque consideran que el debate les ha ido muy bien aún quedan dos años para las elecciones generales y mucho trecho para ganar la confianza mayoritaria de los ciudadanos. Este es el mensaje que ayer lanzaron los dirigentes socialistas que, eso sí, no dudaron en asegurar que, tras el debate, el presidente José María Aznar 'ya no tiene capacidad para nombrar a un sucesor, sino simplemente a un candidato', según el portavoz del Grupo Socialista, Jesús Caldera.

Rodríguez Zapatero recibió ayer felicitaciones públicas y privadas de su partido, las primeras, y de diputados de otras fuerzas políticas. Tanto el ex presidente del Gobierno Felipe González, que participaba en un curso de verano socialista en Gandía, y el ex vicepresidente Alfonso Guerra, presente en el Congreso de los Diputados, no dudaron en darle la enhorabuena y señalar su triunfo sobre el presidente José María Aznar. Él sonreía y poco más. 'Han salido bien las cosas', fue lo único que dijo. Tanto Rodríguez Zapatero, como Jesús Caldera y José Blanco, secretario de Organización, trataron ayer durante todo el día de no mostrar una euforia excesiva, conscientes de que van por el buen camino pero todavía queda un trecho importante por recorrer para alcanzar la confianza mayoritaria de los ciudadanos. Pero creen que el trabajo hecho desde hace dos años empieza a dar frutos. 'Nosotros con la gente, hablando de sus problemas, muy pegados a la tierra', dijo Blanco.

El jarro de agua fría que sintieron algunos miembros de la dirección socialista cuando la pasada semana Aznar cambió por sorpresa a buena parte del Gobierno y llenó la actualidad hasta hace dos días es una sensación que ya se ha olvidado. Rodríguez Zapatero siempre afirmó que no había que moverse ni un ápice del esquema inicial de debate porque los problemas que iba a denunciar eran los mismos y que, incluso, el cambio de ministros representaba en la práctica la evidencia de que no se habían hecho bien las cosas desde el Ejecutivo. 'Cuando se viene sin cartas se juega de farol, y el farol del presidente fue el cambio del Ejecutivo', dijo Rodríguez Zapatero en una conversación informal en los pasillos del Congreso.

El líder del PSOE no ocultó que en su primera intervención tuvo algún momento de desconcierto que achacó al 'ruido' procedente de las filas del Partido Popular. 'Es impresionante lo que se oía, pero bueno, es parte de las reglas del juego', dijo. Rodríguez Zapatero comentó en su entorno lo que escuchó pero estos interlocutores no quisieron repetir los adjetivos que escuchó. El fondo de la cuestión es que el planteamiento del debate por parte del presidente del Ejecutivo pretendía 'recuperar impulso' y, a juicio de los socialistas, no lo consiguió. Otros dirigentes de la ejecutiva del PSOE reconocieron que quizá si el cambio de Gobierno se hubiera llevado a cabo en septiembre les hubiera afectado con más intensidad porque la sensación de impulso se prolongaría en el tiempo. Ahora ya ha hecho el cambio y 'le ha servido de poco; ya está olvidado', opinó Blanco.

Desde la tribuna de oradores, el portavoz parlamentario socialista, Jesús Caldera, en un tono moderado -que el portavoz adjunto del Partido Popular, Gabriel Cisneros, agradeció aunque el contenido de su intervención le pareciera 'demagógico'-, presentó las 25 resoluciones de su grupo parlamentario y tuvo un broche para el presidente del Gobierno. 'El presidente, tras el debate, perdió la capacidad de nombrar al sucesor; ya sólo le queda capacidad para nombrar a un candidato', manifestó Caldera'.