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El Parlamento sólo aprueba cinco leyes en su primer año de legislatura

Socialistas y populares aseguran que el Ejecutivo se empeña en su proyecto de ruptura

El primer año de la séptima legislatura del Parlamento vasco ha concluido con una intensa actividad y con un debate sobre autogobierno que es el de mayor trascendencia política de los últimos años. Sin embargo, la actividad legislativa ha sido mínima, manteniendo así la misma tendencia que la pasada legislatura, que fue la peor en cuanto a la aprobación de leyes.

El Parlamento ha votado positivamente en total cinco leyes desde que abrió las puertas de la séptima legislatura en septiembre hasta el pasado 12 de julio, cuando concluyó el periodo de sesiones. De esas normas, dos son modificaciones puntuales, otra es una prórroga y las otras dos se refieren a la misma cuestión: a los controvertidos Presupuestos de 2002.

Los parlamentarios han dedicado muchas horas a discutir sobre pacificación y, sobe todo, de autogobierno (con dos plenos monográficos y la constitución de una comisión especial por la que han pasado más de cincuenta personalidades), pero apenas han invertido tiempo en debatir leyes. La situación de minoría en la que se encuentra el Gobierno de Ibarretxe ha impedido a la Cámara ejercer su función legislativa. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha anunciado por activa y por pasiva que no se va a apoyar en los escaños de Batasuna para sacar adelante acuerdos y leyes, y dado que las relaciones del Gobierno con los otros partidos de la oposición, PP y PSE, atraviesan por su peor momento, el Ejecutivo ha preferido no mandar proyectos con peso (excepto el de los Presupuestos) al no tener garantizado que fueran a salir adelante.

La falta de los apoyos necesarios le ha hecho no asumir riesgos. Dicho de otra manera, la situación empieza a ser un calco de la anterior legislatura, aunque en esta ocasión el Gobierno no está en una situación tan precaria. Lo que sí ha hecho el Parlamento es ejecutar de manera intensa la labor de control al Gobierno a través de los partidos de la oposición, que han presentado proposiciones no de ley reclamando proyectos de ley e interpelando a los consejeros sobre las más variadas cuestiones.

La fractura entre el bloque nacionalista y el no nacionalista ha quedado más patente que nunca y los cientos de horas invertidos en las tribunas de oradores han corroborado que el entendimiento ahora es imposible. Parece difícil que en la reanudación de la actividad parlamentaria, en septiembre, la dinámica cambie, aunque la presencia o ausencia de Batasuna puede hacer variar todo. Si Batasuna se ausenta de los debates, el Gobierno cuenta con 36 escaños frente a los 32 de PP y PSE, con lo que podría sacar adelante sus proyectos. Pero sí Batasuna participa, está por ver si se establece una dinámica de colaboración tras su decisiva abstención en el pleno de autogobierno, que permitió al tripartito sacar adelante un dictamen que oficializa su apuesta por la superación del Estatuto de Gernika.

Irregularidades

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Las dos modificaciones de leyes aprobadas se refieren a la Ley de Estadística y la del Plan General de Carreteras, cuyo debate tuvo que repetirse dadas las irregularidades que ocurrieron en la primera discusión en comisión. Por otra parte, se aprobó la prórroga de la Ley de Aportaciones (norma que regula las relaciones financieras entre el Gobierno y las tres diputaciones), algo estrictamente necesario ya que la anterior caducó el pasado 31 de diciembre. Siete meses después continúa prorrogada, aunque está en fase de negociación entre las cuatro administraciones implicadas.

Y finalmente, el tripartito consiguió sacar adelante el Presupuesto para 2002 después de que el presidente del Parlamento, Juan María Atutxa, hiciera una interpretación del reglamento muy cuestionada por los partidos de la oposición, que llegaron a ausentarse de los plenos como protesta. El Gobierno necesitó dos leyes para sacarlos adelante. En la primera (aprobada el último día de diciembre) Batasuna fue la llave para sacar adelante determinadas partidas. Después, en marzo, el PSE prestó su apoyo a la Ley de Medidas Presupuestarias, y así se aprobaron varias partidas relacionadas con la seguridad.

En el calendario legislativo elaborado por el Ejecutivo para el conjunto de la legislatura figuran 35 leyes, sin contar con las normas de carácter periódico, como las de los presupuestos. De momento, sólo se han aprobado las que modifican el Plan General de Carreteras y la de Estadística. Además, el Gobierno envió hace unas semanas el proyecto de ley del Testamento Vital. Entre las leyes pendientes hay auténticas patatas calientes y con un gran trasfondo político, como la Ley de Territorios Históricos y la Municipal, postergadas desde hace varios años.

Apuesta soberanista

Los portavoces de los partidos de la oposición coincidieron en afirmar que el Gobierno no está dando respuesta a los problemas reales del país, al estar más 'preocupado' por su apuesta soberanista. Desde el punto de vista de iniciativas legislativas, el socialista Rodolfo Ares señala que 'si no es por la actividad de la oposición, muchos de los días hábiles el Parlamento hubiera cerrado sus puertas. A pesar de que muchos de los consejeros repiten y hay continuidad con el trabajo anterior, no han traído leyes'. Según Ares, el Ejecutivo 'no ha puesto programas nuevos encima de la mesa y sólo se empeña en trasladar un proyecto de ruptura con el Estatuto'.

Mientras, Leopoldo Barreda, del PP, asegura que lo que se ha aprobado son 'normas intranscendentes'. 'La minoría del Gobierno', añade, 'y su poca capacidad de acuerdo interno a la hora de elaborar proyectos de ley han provocado esta situación. El Gobierno sólo está orientado hacia los nacionalistas. Desde junio de 1998, la única ley con entidad que ha aprobado el Parlamento, al margen de los presupuestos, ha sido la del Deporte'.

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