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El Ayuntamiento multará este verano a los bares que pongan música en la calle

Los locales serán multados hasta con 100.000 euros si colocan altavoces en las aceras

Los madrileños no podrán tomarse este verano una cerveza en la calle al son de la música durante las fiestas de agosto. El concejal de Centro, Carlos Martínez Serrano, ha decidido prohibir tajantemente a los bares que instalen altavoces en el exterior. 'Ya va a haber bastante música en los distintos escenarios, y hay que velar por el interés de los vecinos', explicó. Los comerciantes aseguran que 'una fiesta sin música no es fiesta', y esperan llegar a un acuerdo con el concejal antes de que comiencen las fiestas de San Cayetano, en la primera semana de agosto.

Dentro de dos semanas comenzarán las tradicionales fiestas veraniegas de Madrid: San Cayetano, en Lavapiés, la primera semana de agosto; San Lorenzo, en la zona del Rastro y en la calle de Toledo, el día 10, y La Paloma, en los alrededores de la plaza de la Cebada, los días 13, 14 y 15 de agosto. Unas jornadas festivas cuya imagen más común era la de unas calles repletas de vecinos bailando, a la vera de las barras que los bares sacaban a la acera.

Pero esa imagen ya no se dará este año, o al menos no habrá baile. Así lo ha decidido el concejal de Centro, Carlos Martínez Serrano, y así se lo comunicó a los comerciantes de la zona en una reunión que mantuvo con ellos hace diez días. 'Este año no se permitirá que los bares pongan música en la calle. Otros años hemos sido tolerantes, pero el guirigay que se montaba era insoportable para los vecinos', aseguró ayer el concejal.

Las sanciones a las que se exponen los bares que incumplan la normativa pueden alcanzar los 100.000 euros (16 millones de pesetas) de multa y el cierre del local si fueran reincidentes, según fuentes municipales. De modo que, cuando comiencen las fiestas, los madrileños aficionados al baile tendrán que conformarse con hacerlo dentro de los bares o al ritmo de la música que sonará en los escenarios instalados en los jardines de Las Vistillas, en la calle de Toledo y en la carrera de San Francisco.

Competencia

Según Carlos Martínez Serrano, la instalación de altavoces en la calle siempre ha estado prohibida. 'Hasta el año pasado no hubo problemas; por eso se permitía. Pero en el verano de 2001 observamos que cada bar ponía músicas distintas y cada cual competía por ponerla más alta para atraer clientes. El resultado era un ruido insoportable que no agradaba ni a los que acudían a divertirse', apuntó el concejal.

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Los propietarios de los bares afectados consideran que la prohibición es demasiado estricta y que va a influir negativamente en la recaudación. 'Una fiesta sin música no es una fiesta', señala Ángel Arnanz, uno de los propietarios del bar Maratón, situado en la calle de Calatrava. Lo mismo opina el camarero de otro bar de la zona, que prefiere no identificarse. 'La música en la calle ha sido precisamente lo que ha revitalizado las fiestas patronales en Madrid. El concejal no entiende que eso es la columna vertebral de la fiesta, y no las atracciones feriales', subraya.

El verano pasado, la Junta Municipal de Centro ya emitió una circular prohibiendo a los bares poner música en la calle e instalar barras de determinada longitud. La policía llegó incluso a arrancar la barra de un local. Pero, ante las protestas de los propietarios y ante la amenaza de una concentración de protesta contra el alcalde, José María Álvarez del Manzano, la Junta Municipal accedió.

Los propietarios de los bares cercanos a la plaza de la Cebada han propuesto este año al concejal instalar un hilo musical común que evite que cada bar ponga una música distinta. 'Pero también a eso ha dicho no el Ayuntamiento', afirma Ángel Arnanz.

'Este tema es como el del botellón', replica Martínez. 'Cuando hace años se reunía un grupo a tomar una cerveza en la calle, no pasaba nada. Pero cuando se abusa de un derecho, como ha ocurrido con la música y las fiestas otros años, las autoridades tienen que actuar para proteger a los vecinos contra el ruido'.

Para los comerciantes, los vecinos no son el problema. 'Nunca hemos tenido quejas, aunque siempre es posible que a alguien no le guste la música', aduce Arnanz. 'A nosotros nos hacían fotos desde los balcones y nos las regalaban. ¿Es eso estar molesto?', se pregunta el camarero de otro bar. 'Las fiestas son un momento lúdico, y así lo entiende la mayoría de los madrileños', añade José Carlos García, secretario de la Asociación de Hosteleros de Huertas.

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