Un ex ejecutivo de Shell denuncia que la compañía contabilizó anormalmente 7.400 millones de más
La compañía anglo-holandesa Shell, que ocupa el segundo puesto mundial dentro de las grandes petroleras, se ha sumado a la lista de empresas del sector sospechosas por sus métodos contables, inaugurada por Enron y con unas prácticas que recuerdan a las de la multinacional.Aunque todavía no ha sido citada a declarar por la SEC (organismo supervisor de los mercados en EE UU), como Duke Energy o El Paso, las acusaciones de George Namur, un ex ejecutivo de Shell, recogidas ayer por The Finantial Times, han golpeado nuevamente la confianza de los inversores.
Namur cuestiona el valor de unos contratos sobre futuros de 7.400 millones de dólares que especulan con el precio de la electricidad, firmado por Shell Trading (división del grupo Shell que integra sus actividades comerciales) en 1999.
La petrolera llegó a acuerdos con varias empresas generadoras de electricidad a las que suministraba gas para su producción. Shell se comprometía por un plazo de 20 años a pagar unas cantidades que sumaban los 7.400 millones de dólares. A cambio se reservaba la opción de compra de la electricidad generada con el gas que les suministraba, opción que ejercería si el precio de dicha electricidad superaba el coste de su producción.
El problema es que los acuerdos se firmaron en un momento en el que el precio de la electricidad estaba disparado, pero desde entonces ha caído a menos de la mitad. Y no sólo eso. Namur afirma que desde Shell Trading se le pidió que diera unas predicciones muy optimistas sobre el precio de la electricidad, para aparentar que la rentabilidad de la inversión superaba el 15% exigido por las oficinas centrales y justificar así los acuerdos. Pero, de seguir bajando el precio de la electricidad, el valor de los tratos de Shell puede llegar a ser cero.
Namur también describe problemas contables relacionados con estas opciones. Shell tiene unas obligaciones de pago de 7.400 millones de dólares que aparecen como pasivo en el balance. Pero no especifica los activos asociados a dicha deuda, cuyo valor estaría implícito. Según Namur, en las cuentas de activos debería rebajarse en varios miles de millones el valor de estos contratos, recogiendo la caída de los precios eléctricos. Sin embargo, en su contabilidad de 2001, Shell se limita a afirmar que el valor y el efecto de los acuerdos sobre el beneficio neto de 2000 y 2001 'no fueron significativos'.
Shell insiste en que tuvieron 'una aproximación muy conservadora' a la hora de reconocer los ingresos procedentes de los acuerdos con las generadoras, basándose en los principios contables generalmente aceptados en EE UU. Pese a ello, los inversores han reaccionado con alarma. La cotización de Shell Transport & Trading (que representa el 40% del grupo), cayó ayer un 5,65% en Londres, hasta los 426 peniques, el valor más bajo del año.
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