'No tenemos el billete de vuelta'

Las zapatillas de los jornaleros andaluces en su caminata contra el decretazo aún no lucen desgastadas. La experiencia de las tres jornadas de marcha anteriores, que se saldaron con 200 compañeros abatidos por ampollas en los pies, forzaron al millar de manifestantes a hacer el trayecto Getafe-Madrid en tren. La policía contribuyó a este ahorro de suelas al cerrarles el paso 700 metros antes del palacio de La Moncloa, donde pretendían congregarse. Sólo ocho delegados fueron autorizados para seguir. Entraron decididos, con dos copias de su plan alternativo contra la reforma del desempleo, y salieron optimistas: La Moncloa acusó recibo de la propuesta. Falta ver si les concederá la entrevista.

Iniciaron el camino el jueves desde distintas puntos de Andalucía y se dieron cita, esa noche, en Seseña la Nueva (Toledo). Ayer llegaron a Madrid. 'Tenemos el billete de ida, pero no el de vuelta', manifestó el secretario general del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), Diego Cañamero, refiriéndose a sus intenciones de no regresar sin una respuesta.

Pero la realidad demostró que, más allá de la metáfora del líder sindical, los jornaleros no están para billetes. Unas horas antes, hacia las nueve de la mañana, habían salido del polideportivo de Getafe, donde pasaron la tercera noche de su marcha de protesta, se dirigieron a la estación de tren y abordaron los vagones sin pagar. La historia de esta 'ocupación pacífica', como la definió un manifestante, se repitió en el metro. En la estación de Moncloa los esperaban unos 300 representantes de Izquierda Unida, el Partido Comunista de Madrid, el Sindicato de Estudiantes y las centrales sindicales, que se sumaron a la protesta.

Los gritos fueron tan breves como el trayecto. 'Nos quieren quitar el PER los guiñatos del PP', cantaron unos; 'Esto lo provoca, lo provoca Aznar', continuaron otros. Aparte de las banderas de Andalucía, las relucientes zapatillas compradas para la ocasión y los sombreros de jornaleros -un símbolo en desuso-, la marcha juntó a la variopinta estampa de la izquierda: manifestantes con boina al estilo del Che, camisetas de 'Otro mundo es posible', evocaciones contra la Europa del capital...

La fila dio una vuelta frente al edificio del Ejército del Aire, y se desenroscó para seguir al palacio de La Moncloa. Quienes iban a la cabeza alcanzaron a caminar unos 900 metros antes de encontrarse con el tapón que una veintena de policías había puesto más adelante; los de la cola apenas caminaron. Poco después se sentaron a lo largo del andén del parque del Oeste, obedientes y en silencio, a la espera de que concluyera la entrevista de los delegados.

Fue un receso más en una marcha que para muchos jornaleros ha tenido tintes de excursión. Antonia Vargas, jornalera de Jódar (Jaén), de 41 años, ha recorrido España de abajo arriba. Es la primera vez, sin embargo, que viene a Madrid. Para ella, viajar significa trabajo. Ésta era una excepción.

Antonia recibe el año nuevo con la campaña de la aceituna negra en Córdoba. En marzo viaja a la del espárrago en Navarra. En septiembre, la vendimia en Castilla-La Mancha. 'A veces uno sale y sólo regresa con las maletas', dice. 'Comemos, pero nos venimos con las cartillas del banco en números rojos'.

La mayoría de los jornaleros repite el relato y las demandas. Si se elimina el Plan de Empleo Rural (PER), con el que obtienen un subsidio de 1.562 euros anuales por 35 peonadas realizadas el año anterior, las nuevas generaciones tendrán que emigrar a otras regiones. 'Yo estoy cobrando mis prestaciones, pero me duele lo que hacen con la juventud', añade Josefa Ruiz, de 64 años, oriunda de El Coronil (Sevilla). 'Los subsidios los hemos conseguido a fuerza de lucha. No permitiremos que nos los quiten'.

Citas pendientes

Los ocho delegados salieron de La Moncloa pasadas las dos. Habían presentado su alternativa contra el decretazo, cuya exigencia básica es que se conserve el Plan de Empleo Rural. Otras siete propuestas vienen de la mano, como un aumento por las peonadas, la creación de comisiones locales de empleo y un plan para el mejoramiento rural en Andalucía y Extremadura.

Después de una comida campestre en el parque de Oeste, los jornaleros tomaron camino a Getafe, donde instalaron su 'cuartel general', después de dormir los días anteriores en Seseña la Vieja (Toledo) y Pinto (Madrid). La cita de hoy es ante el Congreso de los Diputados, donde comienza el debate del estado de la nación. 'Tenemos una entrevista con representantes del CiU', aseguró el secretario general del SOC, 'y el martes con Izquierda Unida'. Esta vez intentarán hacer el recorrido a pie. Una prueba de resistencia no sólo para ellos, sino para sus nuevas zapatillas.