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VIOLENCIA EN AFGANISTÁN

Qadir, un independiente en la Alianza del Norte

Ángeles Espinosa

Una de las pocas figuras pastunes en la Alianza del Norte, Abdul Qadir, era sobre todo un hombre independiente. Tal vez fuera una herencia de su pasado como comerciante o tal vez fruto de una concepción menos tribal de su país. Sólo de este modo se explica que se aliara con un grupo político-militar de predominancia tayika cuando resultaba rentable explotar la cuestión étnica.

'Era realmente una figura nacional, un pastún que obviaba las cuestiones étnicas y actuaba como un afgano', asegura a esta enviada el portavoz del Ministerio de Exteriores de Afganistán, Omar Samad. 'Fue un colaborador muy cercano de Ahmad Shah Masud [el líder tayiko que fue asesinado el pasado septiembre]', añade, antes de recordar su importante papel en la resistencia contra la ocupación soviética de los años ochenta y, más recientemente, 'contra el terrorismo de los talibanes y de Al Qaeda'.

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El asesinado vicepresidente de Afganistán era uno de los pocos dirigentes de etnia pastún que figuraba en las filas de la Alianza del Norte, principal fuerza de oposición durante el régimen talibán. Los pastunes, que representan, según las fuentes, entre un 40% y un 60% de la población de Afganistán, se lamentaron en los acuerdos alcanzados en la Conferencia de Bonn para la transición afgana del excesivo peso de los tayikos, mayoritarios en la Alianza del Norte. El propio Qadir abandonó la conferencia en la antigua capital alemana por ese motivo.

Héroe de la resistencia

Muchos de quienes le admiraban, en especial en su Nangarhar natal, le recuerdan como a un héroe de la resistencia que nunca intervino en las luchas fratricidas entre las distintas facciones afganas.

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Para el resto no dejaba de ser otro señor de la guerra más que utilizaba los réditos políticos de su época de guerrillero para explotar en su beneficio las jugosas tasas del puesto fronterizo de Torkhan y del contrabando de heroína con el vecino Pakistán.

Figura controvertida, sin duda, pero que, a diferencia de otros cabecillas regionales, había demostrado su disposición al pacto al aceptar su nombramiento como vicepresidente y también como ministro de Obras Públicas en el Gobierno central.

Fue otro ejemplo de su independencia, como el pasado diciembre lo fue que abandonara la Conferencia de Bonn descontento con el reparto de poder, que, según él, perjudicaba a los pastunes. Todos estos gestos políticos le habían granjeado numerosas simpatías entre ese grupo étnico. El cariño de los pastunes hacia Abdul Qadir se puso ayer de manifiesto durante el multitudinario funeral en Kabul y durante el recibimiento de sus restos en Jalalabad.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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