Soy mujer
Soy una estudiante del último curso de Ingeniería Naval. Mi delito ha sido solicitar una beca de prácticas para el mes de julio en un astillero de la ría de Gernika. Estas becas se ofertan todos los veranos, a través de una organización de pequeños y medianos astilleros ubicada en Madrid.
A priori, cumplía todos los requisitos. Al publicarse la lista de admitidos, compruebo que, según el criterio de selección, la plaza me corresponde, pero, ¡oh, sorpresa!, se la han dado a un chico. Pregunto por qué se me ha denegado y la respuesta que obtengo es que soy mujer y que allí nunca va a entrar una mujer.
Decido no quedarme callada, y, al reclamar en Madrid, tengo que escuchar que 'hay cosas políticamente incorrectas que no conviene poner por escrito, pero que todos aceptamos', que me estoy jugando las becas del año que viene, que 'la vida laboral es así' y que voy a tener que aceptar que esto me ocurra muchas veces.
¿No se les ha ocurrido pensar que a lo mejor son ustedes los que tienen que adaptarse a la sociedad en la que viven? Señores, se trata de una beca, según ustedes, 'para aprender'. ¿Es que las mujeres no tenemos derecho a aprender? ¿Tengo que darles las gracias por saber leer y escribir? ¿Dónde está la igualdad entre hombres y mujeres de la que tanto hablan? ¿Qué les van a decir a sus hijas cuando no les dejen ejercer una profesión para la que llevan muchos años preparándose?
Si la beca es solamente para un hombre, como si quieren que además tenga ojos azules y sepa tocar la guitarra, especifíquenlo claramente en los requisitos y así sabremos todos y todas a qué atenernos y con quién estamos tratando.
Ni soy la primera persona a la que discriminan por su sexo ni, desgraciadamente, voy a ser la última.
Si con esta denuncia pública consigo hacer pensar a una sola de estas personas que diariamente mantienen un comportamiento sexista, me doy por satisfecha.