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CAMBIOS EN LAS AYUDAS AL CAMPO

Las ayudas al campo parten en dos a la Europa comunitaria

Francia y Alemania encabezan los grupos de países en contra y a favor del recorte de subsidios

Gabriela Cañas

La Unión Europea (UE) sostiene la producción agrícola con ayudas que suponen la tercera parte de su presupuesto global (90.000 millones de euros). El responsable europeo de Agricultura, Franz Fischler, propondrá esta semana revolucionar la Política Agrícola Común (PAC) desvinculando de la producción los actuales subsidios y, además, recortarlos para desviarlos al desarrollo rural. En su contra tiene a Francia, Italia, España (que podría perder 1.200 millones de euros al año en ayudas directas), Irlanda, Portugal y Grecia. Todos temen que el cambio facilite una futura reducción global de las ayudas. En su favor destacan Alemania, Reino Unido, Suecia, Holanda y el 60% de la opinión pública europea, que, frente al productivismo, pide calidad alimentaria y respeto al medio ambiente.

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Hace ya tres meses, Alemania presentó sus ideas sobre el futuro de la PAC. 'No podemos esperar por más tiempo que sectores de la sociedad sigan poniendo dinero eternamente en la agricultura sin un claro retorno'... 'Los fondos del segundo pilar deberían mejorarse sustancialmente transfiriendo fondos del primer pilar hacia el segundo'. Tres meses más tarde, la revisión de la Política Agraria Común que baraja el comisario austriaco Fischler es fiel a tales principios.

El retorno se quiere garantizar condicionando las ayudas a criterios medioambientales, de bienestar animal y de calidad alimentaria escuchando las demandas de los ciudadanos. Nueve de cada diez europeos, según el último eurobarómetro, desearían que la PAC les garantizase la calidad de los productos, algo que quedó en entredicho con la crisis de las vacas locas, y que promoviera el respeto al medio ambiente. El sistema actual de ayudas directas (una treintena de primas agrícolas diversas) subvenciona la producción sin exigir contrapartidas.

Trasvase de fondos

El trasvase de fondos señalado por Berlín también está contenido en la propuesta preliminar de Fischler: recorte de un 20% de las ayudas directas a un ritmo de un 3% anual logrando un ahorro de 500-600 millones de euros ya el primer año (en 2005), que iría a parar a programas de desarrollo rural, un capítulo que se aplica bajo la fórmula de la cofinanciación (fondos europeos y fondos nacionales), algo que siempre ha defendido Alemania para reducir la factura comunitaria.

El documento que ha elaborado el comisario Fischler, sin embargo, hace una salvedad a este respecto: en el dinero que se devíe para el desarrollo rural, los países podrán aplicar de forma flexible la cofinanciación e incluso no poner dinero suplementario con lo que sobre del recorte de las ayudas.

Para algunos países de la UE, entre ellos España, todas estas propuestas son una auténtica declaración de guerra. 'Si el grueso de la Política Agrícola Común no se vincula a la producción, entonces ¿para qué la queremos?', se pregunta un técnico español. 'Esa desvinculación', añade, 'supone abandonar el instrumento que mantiene las subvenciones agrícolas. Si pierden su razón principal de ser, será más fácil recortar los fondos en el futuro como quiere Alemania'.

Los ministros de Agricultura de España y Portugal, reunidos el martes pasado en Lisboa, anunciaron un frente común, en el que estarían también Francia, Italia, Irlanda y Grecia, para evitar cualquier recorte en los subsidios agrarios.

Ayudas directas

Bruselas asegura, por su parte, que no hay recorte global alguno y que sus propuestas consiguen mantener y legitimar el dinero de la PAC. En 2001, las ayudas directas sumaron 29.000 millones de euros, que quedarán reducidos a aproximadamente 25.000 en siete años, pero la suma global seguirá quedando en el campo. En total, la PAC debería mantenerse al menos hasta finales de 2006 en casi 44.000 millones de euros (el 45% del presupuesto comunitario).

Bruselas argumenta que las ayudas agrícolas directas son cada vez más indefendibles. A nivel interno, porque es difícilmente justificable que el grueso del presupuesto comunitario se dedique a la producción agrícola y que el sistema genere 'cultivadores de primas' y excedentes. A nivel externo, porque el intervencionismo europeo crea algunos problemas en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), si bien EE UU acaba de aprobar recientemente un plan agrícola que dedica 19.000 millones de dólares a sostener tanto la producción como los precios de su sector agrícola.

La propuesta definitiva se presentará el próximo miércoles en Bruselas y los ministros de Agricultura de los Quince, que son los que finalmente decidirán qué hacer, la debatirán los días 15 y 16. La propuesta, en todo caso, debería quedar aprobada en otoño y entrar en vigor en la campaña 2004-2005, justamente cuando la Unión Europea haya acogido ya a otros diez nuevos miembros, entre ellos Polonia, un importante productor agrícola.

El presidente español, José María Aznar, deploró el pasado martes en el Parlamento Europeo que ciertos países relacionen la reforma de la Política Agrícola Común con la ampliación, porque es una manera de frenar esta última.

Impacto

Pero lo cierto es que la revisión que propone el comisario Franz Fischler tendrá un indudable impacto para los países candidatos al ingreso en la Unión Europea. Bruselas ha propuesto que los nuevos socios tengan un acceso escalonado a las ayudas directas, de manera que no perciban el 100% de las mismas hasta 2013.

Ahora, estas ayudas ya les llegarían muy recortadas, y para cuando se concrete su ingreso es posible que Alemania y sus aliados hayan conseguido su objetivo de eliminarlas y sustituirlas por ayudas al desarrollo cofinanciadas por cada país.

Francia y España son los dos países que más se benefician de la Política Agrícola Común, aunque, proporcionalmente al tamaño de su sector agrícola y su aportación, es España la que más percibe. Alemania, por el contrario, el país más rico y poblado de la UE, es el que proporcionalmente menos se beneficia de las ayudas, siendo como es el que más dinero aporta al presupuesto comunitario y, por tanto, a la PAC.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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