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Reportaje:

Se abre la ventanilla

Ocho funcionarios se instalan en un antiguo edificio de la telefónica holandesa y abren la Corte Penal Internacional

Isabel Ferrer

Instalada de momento en un edificio ocupado antes por la compañía telefónica holandesa, la Corte Penal Internacional (CPI) abrió ayer sus puertas en La Haya sin ceremonia alguna. Los ocho primeros funcionarios de un tribunal que, según Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, 'inaugura una era en la que los responsables de crímenes de guerra, genocidio y crímenes contra la humanidad serán perseguidos por la justicia', ocuparon sus puestos. Dentro de seis meses les acompañarán por lo menos un centenar de colegas, pero esta avanzadilla está lista ya para recibir las demandas relativas a los delitos que ocuparán a un fiscal jefe y a 18 jueces aún por designar.

A buen paso y bajo una lluvia persistente, los empleados de la Corte penetraron en una sede provisional que hará las veces de apartado postal para poder remitir las denuncias. En el año 2005 darán comienzo las obras de acondicionamiento del enclave definitivo del tribunal, en los terrenos de un antiguo cuartel de la ciudad, la Alexanderkazerne. Archivadas y clasificadas, las quejas serán examinadas a partir de enero de 2003 por el fiscal para poder rechazar las presentadas por razones políticas, sin cabida en este foro, de las auténticas violaciones de los derechos humanos. Aunque nadie quería aventurar anoche la procedencia de los primeros casos que se esperan, no se descarta que lleven el matasellos de Uganda o bien de Congo. Ambos padecen guerras civiles y forman parte del grupo de 76 Estados, de los 120 que aprobaron en 1998 en Roma el estatuto de la Corte, que también lo han ratificado.

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'Resulta difícil predecir el grado de éxito futuro de este tribunal. De momento hay ya 76 ratificaciones y 139 firmantes del estatuto. Aunque falten aún Rusia, China, India, Pakistán y Estados Unidos supone todo un logro, porque algunos tratados internacionales de Derechos Humanos han tardado una década en recoger firmas', señala Machteld Boot, experta holandesa en Derecho Penal Internacional y autora de una tesis doctoral sobre la Corte. Según ella, el mayor logro de la misma, incluso antes de inaugurar su labor, ha sido el empuje dado al desarrollo de las leyes penales a escala internacional. 'El Tribunal para la antigua Yugoslavia y esta nueva Corte han profundizado en la definición de los crímenes de guerra y contra la humanidad. Una buena herramienta de trabajo que, bien utilizada, demostrará que sus jueces son capaces de ser imparciales', añade.

Para los grupos defensores de los derechos humanos, la nueva Corte Penal Internacional, y también las de Yugoslavia o Ruanda, deberían servir no sólo como freno a las atrocidades cometidas por individuos con nombre y apellido. Aprovechando el avance de la justicia internacional, deberían contribuir además a promover la reconciliación entre las comunidades víctimas de los crímenes que se juzgan.

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