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Raffarin culpa a Jospin de gastar más de la cuenta

El déficit público de Francia será este año mucho mayor de lo previsto y la culpa la tiene el Gobierno de Lionel Jospin. De este modo se resume el ataque lanzado ayer por el Gobierno conservador a sus antecesores, al dar cuenta de que el déficit público, lejos del 1,4% del Producto Interior Bruto (PIB) presupuestado para 2002, se situará entre el 2,3% y el 2,6%. Los datos proceden de una auditoría realizada por dos miembros del Tribunal de Cuentas, los mismos que elaboraron idéntico trabajo para Jospin cuando ganó las elecciones de 1997.

'Por prudencia, vamos a tomar la parte alta de esa horquilla', advirtió el ministro de Economía, Francis Mer, al presentar las cifras. Los conservadores justifican así el alejamiento de la convergencia con Europa hacia el equilibrio presupuestario, que imputan, sobre todo, a la desviación en el gasto sanitario y al coste de las 35 horas.

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Aunque esas cifras reducen su margen de maniobra, el nuevo primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, mantiene la promesa electoral de rebajar un 0,5% del impuesto sobre la renta para este año, mientras prepara a la opinión pública para una reducción de otros gastos, sobre todo en empleo público, por más que exista el compromiso electoral de aumentar las fuerzas de policía y las dotaciones judiciales.

Los ministros de Economía y del Presupuesto, Francis Mer y Alain Lambert, fustigaron el 'alza ininterrumpida de los empleos públicos': 70.000 nuevos puestos creados en 10 años, la mitad de ellos entre 1999 y 2001.

El titular de Economía se mostró resueltamente ambiguo a la hora de precisar las posibilidades de acercarse al objetivo europeo de equilibrio presupuestario. Al margen de otras administraciones, sólo el déficit del Estado francés alcanzará a fin de año los 45.000 millones de euros, frente a los 32.000 millones del año anterior. El Gobierno conservador no duda en estigmatizar al de Jospin: sus datos indican que Francia se habría aproximado al equilibrio en 2002 con una política distinta a la del Gobierno de izquierda. Un 0,75% del déficit actual se debe al desvío de los gastos en salud, y un 0,50%, a la implantación de las 35 horas semanales.

El ataque al Gobierno derrotado suscitó anoche polémica en la izquierda. El primer secretario de los socialistas, François Hollande, aseguró que la auditoría es un 'pretexto' para incumplir los compromisos de Chirac con los franceses y Bruselas. El anterior ministro de Economía, Laurent Fabius, guardó silencio absoluto.

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