Cuando compartir es vital

José Oneto, un gaditano de 47 años afincado desde 1991 en Alcalá la Real (Jaén), ingresará hoy martes en el hospital Reina Sofía de Córdoba con un equipaje cargado de toneladas de ilusión, de solidaridad y de generosidad. No es para menos. Si todo sale bien se convertirá en el primer andaluz en donar parte de un hígado vivo. Es un gesto cargado de simbolismo puesto que su segmento de hígado será trasplantado a su hermana Inmaculada, que lleva 22 meses en lista de espera.

José se reencontrará hoy en el hospital con su hermana, que lleva ingresada desde el pasado día 17. A los dos les parece mentira que haya llegado el momento más deseado. De hecho, desde el pasado mes de febrero José se ha tenido que someter a numerosas pruebas para descartar que haya problema alguno en esta donación. Su buen estado de salud, propiciado en parte por la dieta equilibrada que lleva gracias a su condición de cocinero de la guardería infantil de la Junta de Andalucía en Alcalá la Real, ha sido un factor determinante para que pudiera convertirse en donante. No obstante, desde hoy martes se someterá a las últimas pruebas previas al trasplante que, si todo discurre como se prevé, podría tener lugar esta misma semana.

A Inmaculada Oneto le fue diagnosticado hace más de dos años el síndrome de Wilson, una enfermedad producida por el exceso de cobre en la sangre y que le afecta fundamentalmente al hígado produciendo un deterioro de otros órganos vitales. El trasplante era la única salida posible para esta mujer de 34 años, que nunca pudo pensar que sería su propio hermano quien le insuflara una bocanada de vida.

José Oneto va a donar un segmento de su hígado, pero los médicos le han asegurado que su vida no correrá peligro. Incluso se encuentra animado al saber que se trata de una víscera que se regenera por sí sola. Hasta ahora este tipo de trasplantes sólo se realizaban con órganos de personas fallecidas. Únicamente en Barcelona se conocía alguna experiencia satisfactoria con órganos vivos. Y a esa esperanza fue a la que se agarró José Oneto, que no tardó en presentar su solicitud en el hospital Reina Sofía de Córdoba. Después de muchos meses de trámites y de remover todas las instancias de la Administración sanitaria andaluza, esta semana verá culminado su deseo de contribuir con su propio hígado a salvar la vida de su hermana.

Quienes han convivido de cerca con José Oneto en las últimas semanas hablan de la impaciencia que ha mostrado hasta que, por fin, le confirmaron que su donación era viable. Desde entonces no ha hecho más que repartir optimismo en todo su entorno familiar, desde su mujer y sus tres hijos hasta su propia hermana, que desde esta misma semana llevará la consanguinidad familiar más arraigada si cabe que cualquier otro ser humano.