España busca el apoyo de Grecia al pacto militar OTAN-UE

Con el apoyo de todos los socios, pero especialmente de los británicos, José María Aznar juega su última carta como presidente europeo para persuadir a su colega griego, Costas Simitis, a levantar el veto a un acuerdo con la OTAN para hacer operativas las capacidades de defensa de la UE y relevar este otoño a la Alianza Atlántica del mando de tropas en Macedonia, en lo que sería la primera misión de los europeos en una gestión internacional de crisis. Tanto España como el alto representante de la Unión, Javier Solana, mantienen desde hace semanas contactos a dos bandas con Grecia y Turquía, que como miembro de la Alianza exige a su vez garantías para lograr la cuadratura del círculo: contentar a las dos partes. 'No es imposible lograr una solución en la misma Sevilla o en los próximos días', confiesan diversas fuentes diplomáticas.

El ministro español de Exteriores, Josep Piqué, describió la situación el lunes en Bruselas en estos términos: 'Me siento más optimista que la semana pasada'. Fuentes diplomáticas griegas se mostraban más prudentes en Atenas, aunque reconocían que hay razones para ser 'menos pesimistas'.

Ni unos ni otros especifican los motivos por este cambio anímico como no sea que el tiempo se agota para lograr un acuerdo que permita a los europeos tener acceso a los medios de planificación de la OTAN y posibilitar a partir de 2003 la creación de la Fuerza de Reacción Rápida de la UE. Lo que pareció sencillo hace dos años se ha convertido en un rompecabezas ante la histórica desconfianza entre griegos y turcos, los lentos progresos en las actuales negociaciones para la reunificación de Chipre, país candidato al ingreso en la Unión, y, sobre todo, la irritación que suscitó entre los helenos el Acuerdo de Ankara, urdido en diciembre último por británicos y norteamericanos y calificado por Grecia como una violación a la autonomía de decisión dentro de la UE.