Arenas subraya el 'fracaso' de Zapatero como 'principal promotor' del paro en su fase final

El cuartel central del PP ha vivido con intensidad y cierta tranquilidad el resultado de la primera huelga general que los sindicatos han convocado a José María Aznar desde que preside el Gobierno. Javier Arenas siguió la jornada desde sus despachos en el PP y el Congreso con múltiples reuniones, contactos, llamadas, discusiones y análisis. La conclusión fue clara: la reforma no variará sus puntos esenciales, se intentará evitar la división con los sindicatos y se focalizará el culpable 'en el grave error de implicación en las últimas horas con el paro de José Luis Rodríguez Zapatero'.

El secretario general del PP inició su estrategia para hacer frente a la huelga a las 24 horas del miércoles. En el PP habían estudiado al detalle lo que le ocurrió a Felipe González en sus huelgas generales y comprobaron que no se había actuado a tiempo, especialmente ante las reacciones en las televisiones y las radios. Además, se montó un dispositivo de transportes con una serie de vehículos, en Madrid y cada una de las provincias, por si algún dirigente se encontraba con problemas para trasladarse a la sede. Al final, no hizo falta.

Antes de marcharse a casa a dormir unas horas a las 3.30, Arenas y su equipo sondearon con sus sedes en toda España si habían padecido algún incidente.

Por la mañana, a las 8.15, Arenas desayunó un descafeinado con churros en una cafetería cercana al PP. A las 8.45 comenzó una reunión con los cuatro coordinadores nacionales del partido, su jefe de gabinete y su jefa de prensa. La primera observación les pareció de 'normalidad'. Desde toda España recibieron informes internos con tres análisis: nivel de seguimiento del paro, incidentes y problemas en sus sedes. El partido transmitió entonces que la mayor incidencia se notaba en Cataluña y Andalucía. Los piquetes sólo pusieron silicona en el local de Cuenca, pintadas en el de Málaga, lanzaron huevos al de Jaén y rompieron los cristales en Pontevedra.

A las 9.15, Arenas se reunió con el ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, en el Congreso para concertar las ponencias del cónclave del PP en Baleares. A las 10 terminó la cita, repasó la información del PP y el Gobierno y compareció por primera vez en público para subrayar 'el fracaso rotundo' del líder del PSOE como 'principal promotor' del paro. Y sentenció: 'Cuando se juega con fuego, uno puede quemarse'.

Arenas aprovechó su estancia en el Congreso para departir con el vicepresidente segundo Rodrigo Rato y los ministros de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, y el portavoz, Pío Cabanillas. Todos coincidieron en destacar el fracaso de la huelga, sobre todo en comparación con las padecidas por González. Todos también resaltaron la nula incidencia en los principales periódicos y aprovecharon sus exposiciones públicas para atacar el liderazgo y la falta de 'responsabilidad' de Zapatero. En esa línea, Rato llegó a señalarle como el culpable del 'mayor fracaso político del PSOE en los últimos 20 años'.

A las 11.30, el Grupo Popular en el Congreso, encabezado por Luis de Grandes y Gabriel Cisneros, explicó sus planes para el próximo periodo de sesiones a Arenas, Ana Mato y Jesús Merino.

Arenas, los coordinadores, Juan Carlos Vera (organización) y Juan José Matari (análisis y encuestas) se citaron en la sede a las 13.15 para preparar campañas sobre la segunda reforma fiscal y las convenciones de otoño. Los citados más Julio Sánchez Fierro, experto laboral, comieron en el PP (jamón, merluza con mayonesa y pollo al curry) y cuestionaron la 'grave implicación tan directa en las últimas 48 horas de Zapatero' con el paro y su posible fracaso.

A las 17.00 horas, Arenas y el tesorero del PP intercambiaron ideas con algunas empresas para ampliar las salas de la planta donde se reúne la Junta Directiva. A las 19.00 horas iba a acudir al acto del PP europeo. No pudo. Resolvió llamadas. Entre las 22.00 y las 23.00 horas intervino en Onda Cero y la Cadena SER. Durante el día habló tres veces por teléfono con su mujer y sus dos hijos, que, sin colegio en Sevilla, pasaron la revisión del oculista.