Temporeros
Ante el encierro en una universidad de Sevilla de trabajadores magrebies sustituidos en la recogida de fresa en Huelva por trabajadoras del este de Europa, quiero expresar, y espero que se me entienda bien, la sensación amarga que se debe tener si te despiden de tu trabajo por el hecho de ser hombre y de color oscuro y en tu lugar ponen, por el mismo dinero, a mujeres de color blanco.
Los empresarios que han tomado esta decisión explican que las mujeres tratan la fresa con más delicadeza, pero jamás en todos los años en que los hombres han estado recogiendo esta fruta, la opinión pública se ha hecho eco de la falta de calidad de la fresa por ser recogida por hombres. Sin embargo, lo que sí ha llegado a los medios de comunicación son los ataques racistas y el rechazo de los habitantes de los pueblos que lindan con los campos de fresas a los temporeros que hacían el trabajo de recogida.
Por supuesto que todo el mundo tiene derecho a trabajar, mujeres y hombres, pero en lo de Huelva veo una descarada doble motivación: por un lado, racista, algo obvio, y por otro, sexual.
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