La crisis de Qwest fuerza la salida de su presidente
Joseph Nacchio dimite tras recibir fuertes críticas sobre su gestión y prácticas contables
Joseph Nacchio, que convirtió a Qwest en la cuarta telefónica de Estados Unidos, fue destituido ayer de la jefatura de la compañía por un consejo de administración frustrado por los pésimos resultados, el gravoso endeudamiento, sus prácticas contables y las crecientes protestas de los inversores. El agresivo Nacchio ha sido reemplazado por Richard Notebaert, un hombre con décadas de experiencia en el sector de la telefonía, cuya contrastada seriedad y mano firme es lo que pide Wall Street. La noticia del relevo hizo subir más del 20% la deprimida cotización de Qwest.
Nacchio completa el trío de presidentes carismáticos caídos en desgracia. Le precedieron Gary Winnick, de Global Crossing, que salió en enero, y Bernard Ebbers, de WorldCom, despedido en abril. Nacchio había estado al frente de Qwest casi desde el momento de la fundación hace seis años, pero los accionistas prácticamente se amotinaron en la última junta general, furiosos con la retribución recibida por el presidente y consejero delegado (1,2 millones en salario, 1,5 millones de primas, además de opciones sobre acciones con un valor potencial de casi 200 millones), mientras Qwest caía en picado.
El ejecutivo dio el golpe en 2000, cuando adquirió US West, una telefónica que da servicio a 14 Estados del oeste. Ahora Qwest vive con un endeudamiento de 26.600 millones de dólares y grandes sospechas sobre los resultados de los pasados dos ejercicios, que investiga la Comisión del Mercado de Valores (SEC). Nacchio carecía de credibilidad en Wall Street, que había hundido la cotización de Qwest por debajo de los cinco dólares desde los 64 de marzo de 2000. Además, KPNQwest, su empresa conjunta con la holandesa KPN, acaba de suspender pagos.
En cambio, Notebaert dirigió con criterio la operadora Ameritech y estaba ahora al frente de Tellabs, un proveedor de redes.
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