Rivas abrirá sobre un antiguo vertedero de Madrid un parque y grandes zonas de ocio

Un total de 42 millones de euros (unos 7.000 millones de pesetas) va a invertir el Ayuntamiento de Rivas en descontaminar y desgasificar el antiguo vertedero de Autocampo, situado en Rivas-Vaciamadrid (30.000 habitantes). Se trata de la inmensa vaguada de 86 hectáreas que, entre 1967 y 1978, acumuló ocho millones de toneladas de basura de la capital. La idea del Consistorio es descontaminar el subsuelo de ese paraje para crear sobre él un gigantesco parque natural, así como zonas deportivas y culturales. En septiembre se inician las obras, que durarán un año.

El Ayuntamiento intentó en 1998 autorizar construcciones de casas sobre el solar que cubre este macrovertedero, hoy inactivo y cuya extensión es algo superior a la del Retiro. Pero desechó esa idea tras la intervención de la Fiscalía de Medio Ambiente de Madrid, que desaconsejó levantar chalés sobre uno de los suelos más envenenados de la región. Por eso, el objetivo ahora del Ayuntamiento de Rivas es desgasificar las entrañas de ese paraje (es necesario extraer del interior el metano que produce la basura) y habilitarlo como un enorme parque natural con zonas deportivas y de ocio.

Para financiar las obras, el Ayuntamiento recibirá, de promotores privados que tienen previsto construir 500 chalés en zonas aledañas a este antiguo vertedero, una cantidad en metálico equivalente al 10% de los aprovechamientos urbanísticos. Además, pedirá ayuda económica al Gobierno regional.

Hace años que Rivas-Vaciamadrid dejó de ser aquel pueblo de 600 habitantes nacido del Plan de Regiones Devastadas por las guerra civil para convertirse en una importante ciudad de la región. Por eso, el Ayuntamiento se ha embarcado en la costosa tarea de adecentar para el uso de sus vecinos esta inmensa y, ahora mismo, contaminada vaguada. El Ayuntamiento la va a sellar y además higienizará sus seis fosas, repletas de basura. Así, Autocampo se convertirá en un gran parque natural de más de 60 hectáreas, que albergará un auditorio al aire libre con capacidad para 40.000 personas y multitud de zonas deportivas, de esparcimiento y aparcamientos.

Tubos y gases

El proyecto de descontaminación ha sido encargado a la empresa Grupo TAU Coruña, dueña del proyecto que ya descontaminó el vertedero de A Coruña. Después, en otoño, se adjudicarán las obras.

El proyecto incluye extraer los gases que ha generado la basura durante todos estos años. Para ello se instalará una compleja red de tuberías por cada rincón del vertedero. El final de estos tubos, ya al aire libre, será una llama de fuego, que quemará los gases. Cuando el fuego se apague, la extracción habrá finalizado. En la segunda fase se compactarán los restos y se sellará el vertedero. Según detalla el proyecto, los operarios tendrán que descender hasta el fondo del vertedero (unos 30 metros), sellarlo y después ascender de cinco en cinco metros y aplicar capas aislantes intermedias. La superficie se sellará definitivamente con varias capas de material plástico resistente y cubierta vegetal de un metro y medio de grosor.

La última actuación será la reforestación de la superficie con especies arbóreas que tendrán 'raíces poco profundas para que no se dañen los aislantes internos', explica Alfredo Pelegrín, concejal de Medio Ambiente de Rivas-Vaciamadrid.

La historia de este gran basurero nace el 31 de mayo de 1967, cuando el Ayuntamiento de Madrid solicitó a Rivas que aprobara la cesión del suelo de Autocampo para verter sobre él la basura de la capital, pero Rivas se negó a ello en un pleno municipal celebrado el 30 de agosto de 1967.

Cuatro días más tarde, el entonces gobernador civil de Madrid citó en su despacho al entonces, y aún lo es, secretario municipal de Rivas, Jacinto Martín. Éste evoca: 'Me dijo: 'usted debe saber que en la vida hay documentos y cosas que deben ocultarse de por vida'. Yo, que tenía entonces 24 años, entendí su mensaje a la primera'. Horas después de esa cita, la Brigada Político-Social detenía en Alicante al alcalde de Rivas, mientras disfrutaba de sus vacaciones. Lo trasladó a Madrid y le obligó a celebrar otro pleno en el que debía revocar la negativa y aprobar la instalación del vertedero.