Peces-Barba recrimina al Gobierno por no incluir en la escuela los valores democráticos
Las Cortes celebran el 25º aniversario de los comicios de 1977 con sus principales protagonistas
Los parlamentarios de la legislatura constituyente, elegidos en los comicios de 1977, los primeros democráticos desde 1936, se reunieron ayer en Congreso con los actuales, votados en las elecciones de 2000 y junto a los cuatro presidentes del Gobierno que ha habido desde entonces. No obstante, el protagonismo de esa conmemoración se dejó para los presidentes del Congreso. Gregorio Peces-Barba hizo un discurso poco protocolario, en el que recriminó al Gobierno su planteamiento sobre la enseñanza de la Religión que, a su juicio, no debe sustituir al estudio 'de las bases del sistema de convivencia'.
La presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, sentó en la Mesa de la Cámara a sus cinco antecesores: Fernando Álvarez de Miranda, Landelino Lavilla, Gregorio Peces-Barba, Félix Pons y Federico Trillo. Álvarez de Miranda, presidente de las Cortes Constituyentes, abandonó pronto los folios que había escrito para improvisar según se le agolpaban los recuerdos. La figura de don Juan de Borbón fue extensamente ensalzada por Álvarez de Miranda. El avance de España desde todas las perspectivas fue destacado como un hecho incuestionable por todos los ex presidentes que, igualmente, señalaron al terrorismo como la lacra de la que todavía no se ha podido librar este país.
Pero fue la intervención de Peces-Barba la que se consideró más polémica, lo que se apreció en el tímido y minoritario aplauso que suscitó en las filas del PP, en contraste con la ovación cerrada de las bancadas socialistas. 'Se cometería un grave error, o, como dicen los franceses, se estaría trabajando para el rey de Prusia, si todos los niños y niñas que residen en España no estudian las bases del sistema de convivencia'.
El rector de la Universidad Carlos III (Madrid) afirmó que los niños y los jóvenes deben estudiar en la primera y segunda enseñanza los valores democráticos para que los 'respeten y sean leales a ellos'. 'Los niños que quieran, naturalmente', continuó, 'deben recibir la enseñanza de la Religión, pero no debe sustituirse con esa enseñanza el conocimiento de nuestras reglas de juego políticas ni los valores que las sustentan'. Los poderes públicos no deben hacer dejación de sus obligaciones, insistió.
Peces-Barba destacó la actitud política de los partidos en el momento de encauzar la transición. Le sirvió para sintetizar esa actitud la frase del presidente de la República Manuel Azaña en la guerra civil: Paz, piedad y perdón. Federico Trillo, actual ministro de Defensa, que desarrolló su tarea en una etapa más normalizada (1996-2000), hizo una defensa encendida del parlamentarismo. Por su parte, Landelino Lavilla, que presidía el Congreso cuando se produjo el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, destacó 'el triunfo de la palabra y la derrota de la violencia'.
Los zarpazos del terrorismo en las filas de los parlamentarios fueron rememorados en esta sesión y, singularmente, la presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, citó al constituyente socialista Ernest Lluch, asesinado por ETA. Félix Pons, quien fuera presidente durante tres legislaturas, miró hacia adelante, hacia la construcción europea. Pons recordó cómo un día como hoy de hace 40 años su padre fue detenido por haber participado en el llamado por el franquismo 'contubernio de Munich', protagonizado por políticos españoles europeístas que consideraban incompatible el diseño democrático europeo con el régimen sin libertades en España. Pons tuvo especial cuidado en precisar que su anhelo por una construcción europea más audaz no contenía crítica alguna contra la presidencia española ni contra José María Aznar.
El presidente del Gobierno español no manifestó expresión alguna que denotara disgusto o complacencia ante ninguna de las intervenciones. Aznar saludó al acabar el acto a muchos constituyentes y a los presidentes Calvo Sotelo y Adolfo Suárez, pero no cruzó gesto o palabra con Felipe González. Éste fue ovacionado por los parlamentarios del PSOE cuando entró en el hemiciclo. Minutos después, Aznar recibió el aplauso de los suyos. Adolfo Suárez fue el más aplaudido porque le ovacionaron de un lado y de otro
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