'Scooby Doo' salta al cine con sus personajes convertidos en carne y hueso
La informática y los efectos especiales dan vida al perro protagonista.
Superman, Batman y los Picapiedra, por citar algunos dentro del panorama norteamericano; más recientemente, y en el cine europeo, Astérix y Obélix. Son personajes de cómic que saltaron con éxito a la gran pantalla transformados en personajes de carne y hueso. Ya anunciaban el camino que emprende ahora Scooby Doo, la serie televisiva que nació en 1969, y que debe su título al nombre de un perro bonachón y algo pánfilo, pero dotado de un gran sentido de la amistad. La serie, que ha logrado mantener el brillo de su fama durante décadas, acaba de ser adaptada al cine y se estrenará el 19 de junio.
La productora Warner eligió la cuna de la civilización occidental -la isla de Creta- para presentar al mundo al descendiente de Scooby Doo. La historia ocurre en la isla de Spooky, un lugar extraño donde se desatan fuerzas mágicas capaces de esclavizar a los humanos. Y ahí están para redimirlos los cuatro chicos de la furgoneta: Velma (Linda Cardellini), Shaggy (Matthew Lillard), Daphne (Sarah Michelle Gellar), Fred (Freddie Prinze jr) y, claro está, el perro Scooby Doo.
'Trabajar con un actor virtual resulta complicado. Me paso bastante tiempo abrazando y cogiendo a alguien que no existe'
¿Que cómo se rueda con un perro? En realidad, no había perro. Se ha seguido una máxima en el cine que dice que rodar con animales y niños es poco menos que imposible. Y se optó por un Scooby Doo hijo de la informática y de los efectos especiales, que juegan un papel predominante en el filme.
Claro, que rodar con un perro irreal fue también peliagudo. Sobre todo para Shaggy, su amigo, quien se pasa media película dándole la réplica a un fantasma. 'Interpretar con el vacío y trabajar con un actor virtual resultó complicado. Imagínense que me paso bastante tiempo abrazando y cogiendo a alguien que no existe', contó Matthew Lillard. Cuando le llamaron para interpretar a Shaggy se lo pensó dos veces. Sólo después de comprobar que el guión de la película era bastante fiel a la serie que tanto apreciaba, se lanzó.
Todo lo contrario que le ocurrió a Freddie Prinze jr (Shrek). En cuanto oyó hablar del proyecto no descansó hasta llegar al director, Raja Gosnell, y autoproponerse. Y la tenacidad tuvo su recompensa.
Esa misma pasión de Prinze por Scooby Doo es la que movió a su novia en la vida real, Sarah Michelle Gellar (Scream II). Trabajan juntos en la película, pero se cuidan mucho de que la relación no interfiera en su labor. En la presentación de la película a la prensa, frente a las magníficas playas cretenses, nada de aparecer juntos, nada de preguntas personales. Sarah Michelle Gellar (Daphne), cuyo aspecto bien podría remitir a una Barbie, manifiesta una viveza que desmiente su apariencia delicada. Sabe taichi, taekwondo..., que le debió servir de mucho, porque su personaje precisa de mucho esfuerzo físico. En la película no para de sortear grandes abismos y se empeñó en no ser sustituida por ningún especialista.
En todo caso, para todos fue un rodaje intenso. Linda Cardellini (Sólo en casa III) se acaba de graduar en teatro, donde ahora tiene puestos sus ojos. 'El cine es una cuestión de esperar, de saber decir que no a muchas ofertas y estar atenta al papel que merezca la pena'.
Algo así debió de pensar el director de Scooby Doo, Raja Gosnell. Hasta ahora su carrera en el cine la había desarrollado como montador. Scooby Doo es su primer largometraje. 'Me presentaron el proyecto y me pareció interesante llevarlo al cine', contó Gosnell. 'En un año hay una especie de renacimiento de Scooby Doo y me siento partícipe de esa fiebre'.
El rodaje duró de febrero a junio, y un año de posproducción. El lugar, Australia. En un radio de 45 kilómetros lo tenían todo, playa, selva, parques temáticos... Además de las aventuras y los misterios por resolver propios de la serie, esta película se reserva dos sorpresas, la aparición estelar del cómico Mr. Bean y de la exuberante Pamela Anderson. '¿Y por qué no?', se preguntó Gosnell. 'En todos los capítulos de la serie televisiva aparecen artistas invitados y pensamos en alguien reconocido en todo el mundo. Mr. Bean tiene el papel más complicado, debía tener aspecto sibilino, malo, pero no demasiado malo, porque es cómico. Y en cuanto a Pamela, era una escena que se rodaba en una fábrica de muñecas y tenía que ser alguien que se pareciera a una muñeca. A ella le encantó'.
Dijo Gosnell que la película se parece a la serie de televisión 'sólo en los estereotipos: la amistad, la diversión y resolver misterios. Luego, hemos elaborado una historia diferente'.
¿Y habrá Scooby Doo II? 'Si ésta sale bien se hará. De momento, a descansar'.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.