_
_
_
_

Desolación entre los vecinos que perdieron la vivienda en L'Hospitalet

Los bomberos rescatan algunas pertenencias del edificio clausurado

La decena de familias afectadas por el derrumbe de parte de un edificio en L'Hospitalet, en el que murió una persona y resultaron heridas otras seis, una de ellas de gravedad, empezaron ayer a recuperar parte de sus pertenencias con la ayuda de los bomberos antes de que lo que queda del inmueble sea derribado. La pérdida de la vivienda ha dejado en los afectados una gran incertidumbre sobre su futuro y una situación de desolación.

Mientras las familias tratan de recuperar lo que pueden del edificio declarado en ruina, los técnicos investigan las causas del accidente, de cuyo esclarecimiento depende la posibilidad de reclamar indemnización a los seguros.

Más información
El resultado, esta semana

Por razones de seguridad, los integrantes de las 10 familias afectadas por el derrumbe -ocho de ellas propietarias y dos inquilinas- no pudieron acceder ayer a los pisos delanteros del bloque, los que quedaron en pie, y tuvieron que ser efectivos del cuerpo de bomberos los que entraran en las viviendas para sacar, piso por piso, las pertenencias y objetos que las familias les solicitaban.

Las prioridades eran distintas. Para algunos lo principal era el televisor, para otros una simple foto del nieto. Los bomberos atendían las peticiones desordenadas de los vecinos, que veían con lágrimas en los ojos cómo poco a poco una grúa bajaba electrodomésticos, colchas, mantas o cofres con los ahorros.

Desde la calle de Uva, la fachada y los pisos se ven intactos, como si no hubiera pasado nada. Pero es sólo un espejismo momentáneo para los vecinos. El desplome de la parte trasera del bloque y la fragilidad de la caja de la escalera podrían ser trampas mortales y los bomberos se encargan de recordarlo continuamente a los vecinos, que la tarde anterior habían insistido en entrar por su cuenta en sus casas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Javier Rodríguez, de 25 años, vecino del entresuelo primera, fue a primera hora de la mañana de ayer a recuperar algunos de los objetos del piso que compartía con su novia, en el que vivían desde hace siete meses.

Javier, que ha podido alojarse estos días en el piso de sus suegros, asegura que durante el día, con el ajetreo de hablar con el abogado de los vecinos y con los técnicos municipales, 'parece que uno no se acuerda tanto de lo que sucedió. Pero cuando te paras un momento es cuando te viene a la memoria y te da el bajón'.

En casa de la abuela de su novia, adonde habían trasladado las pocas pertenencias que consiguieron rescatar ellos mismos el lunes, la pareja se derrumbó. 'Al sacar nuestra ropa, que estaba envuelta en sábanas, nos pusimos a llorar', aseguró Javier.

José Antonio y Ester son otra pareja joven que hace algo más de un año pagaron ocho millones de pesetas por su vivienda y tienen por delante 20 años de hipoteca, que en la actualidad asciende a 360,7 euros (unas 60.000 pesetas) mensuales. José Antonio se muestra muy escéptico. Conoce el acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento y la Generalitat para costear seis meses de alquiler a los afectados, pero se pregunta qué pasará el séptimo mes, consciente de que el proceso para conocer los detalles del derrumbe -si éste se produjo por la propia estructura del edificio o por las obras de un aparcamiento en el solar contiguo- será complicado y alcanzar un acuerdo con las aseguradoras puede requerir mucho tiempo.

Los nervios se extienden cuando los vecinos propagan la información de que los seguros particulares sólo cubren este tipo de siniestro si el derrumbe es debido a una explosión. Los afectados tampoco tienen claro qué es lo que cubre el seguro de la finca, aspecto que esperan que les aclare su abogado.

Cristina López, de 18 años, que vivía con sus padres en el inmueble, hizo ayer un croquis con la distribución del piso para indicar a los bomberos dónde debían buscar sus pertenencias. Puso como objetos prioritarios la tele, la ropa y las joyas. La joven se mostraba ayer algo más tranquila que el día anterior, cuando junto con un grupo de afectados se encaró con los policías porque, por seguridad, no les dejaban entrar en sus viviendas. 'Me parece una vergüenza que tuviéramos que liar este pollo para que nos hicieran caso', manifestó ayer.

Jesús López, de 66 años y padre de Cristina, asegura que lo ha perdido todo. Como muchos otros afectados lleva tres días alojado en el hotel Capital esperando una solución y su máxima preocupació ayer era saber cuál será el alquiler que tendrá que pagar dentro de siete meses: 'Estoy jubilado y cobro 721 euros. Si me ponen un alquiler que se lleve la mitad de la paga, me tendré que ir a vivir a la orilla del mar o a la plaza de Catalunya con una hamaca'.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_