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Schröder lanza un mensaje de izquierda ante las elecciones

El canciller alemán anima al congreso del SPD a derrotar a la derecha

Con un discurso en el que cargó fuertemente las tintas en temas como la justicia social, la importancia del Estado como complemento del libre mercado y los riesgos de una globalización desenfrenada, el canciller alemán, Gerhard Schröder, logró ayer espantar la desesperanza que se había apoderado de su Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), por detrás de los conservadores en los sondeos ante las elecciones del 22 de septiembre.

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Ante más de 500 delegados reunidos en un congreso electoral en Berlín, Schröder acertó en la puesta en escena -desde un inicio, se quitó la chaqueta, en señal de que ha llegado el momento de remangarse la camisa- y usó una agresiva oratoria para descalificar como 'reaccionarias' las ideas de los conservadores y liberales.

Por vez primera en meses de precampaña electoral, entre los socialdemócratas alemanes cundió ayer algo así como entusiasmo e ilusión. Schröder, más vistoso en las pantallas televisivas que en vivo y directo, pronunció un discurso con un claro hilo conductor: la defensa de los logros de su Gobierno y de los tradicionales valores socialdemócratas en el que, sin embargo, hizo varios altos en el camino para lanzar ácidas críticas en contra de la oposición, que supera en cinco puntos a los socialdemócratas en las encuestas.

Nuevas propuestas, ninguna. Pero, por lo visto, ésta tampoco fue la intención de quien, además de jefe de Gobierno, es también presidente del SPD. Schröder, más bien, quiso arengar y suministrar argumentos contundentes a los delegados, aquellos mismos que deberán llevar la campaña electoral a la calle. En una muestra de la importancia que ha adquirido Schröder para su partido, el congreso apenas duró cinco horas y consistió en poco más que la arenga del canciller y la aprobación de un programa de Gobierno ya presentado con anterioridad.

'Con nosotros no habrá un desmantelamiento de los principales derechos de los trabajadores', dijo. 'Aquellos que sostienen que todos los problemas se resuelven si se privatiza todo aquello que pertenece a la esfera pública, no son modernos. Más bien quieren regresar a un reaccionario Estado estamental'. El líder socialdemócrata, que, al contrario de lo que sucede con su partido, supera ampliamente a su contrincante conservador, Edmund Stoiber, en las encuestas de popularidad, subrayó el papel del Estado en la economía y se prodigó en llamamientos a mantener la justicia y la cohesión social, también frente a la globalización.

Los conservadores han prometido reducir a medio plazo la participación del sector público en la economía del 48% al 40%, lo que, según las cuentas de los socialdemócratas, supondría recortes en el presupuesto estatal de 170.000 millones de euros. 'Lo que están proponiendo es que el Estado abandone la política, y esto es algo que los socialdemócratas, que amparan a la gente, nunca harán', arremetió.

En 90 minutos de discurso, coronados con una larga y rabiosa ovación, el canciller no hizo ni una sola referencia a la UE. 'Hay que concentrarse en los asuntos con los que se pueden ganar elecciones', constataría después Achim Post, uno de los responsables de política exterior del SPD.

Ejemplo francés

Tanto Post como otros interlocutores subrayaron que Schröder ha analizado la reciente derrota electoral del Partido Socialista en Francia. Su conclusión es que no tiene sentido enfrentarse a los conservadores y ultraderechistas con posiciones centristas, como intentó al principio Lionel Jospin. En su análisis, lo que se necesita es la movilización de la izquierda.

Éste, al menos, es el primer paso. 'Lo que hoy ha hecho Schröder es espolear a su propio partido y al electorado tradicional. La idea es asegurarse un 35% de la votación como base. Ya en el transcurso del verano vendrán nuevos planteamientos, dirigidos a conquistar otro tipo de electores', explicó ayer Matthias Platzeck, miembro de la ejecutiva y una de las estrellas del SPD. 'Para ganar a los muchos votantes que aún están indecisos, no hace falta un gran proyecto, pero sí la sensación de que se avanzará hacia alguna parte y de que habrá un nuevo impulso reformador', había sostenido también Manfred Güllner, presidente del instituto de sondeos Forsa.

Los delegados, en todo caso, disfrutaban con sonrisas de oreja a oreja el minuto de gloria que les fue proporcionado por su líder. 'Schröder, que es un pragmático y no un visionario, ha defendido muy bien lo que se ha logrado, y ha dado a entender claramente hacia dónde vamos', dijo la parlamentaria Lydia Westrich.

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