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Cáritas alerta de que la precariedad laboral lleva a los jóvenes a la pobreza

El 75% de los beneficiarios de la ONG no tiene trabajo y el 26% es menor de 34 años

Miquel Noguer

La precariedad del mercado laboral y el incesante aumento del precio de la vivienda está haciendo resurgir formas de pobreza que habían quedado casi arrinconadas. Cada vez hay más personas, sobre todo jóvenes, obligadas a vivir en habitaciones realquiladas o incluso compartiendo cama. Así lo dijo ayer Cáritas de Barcelona en la presentación de su informe de 2001, donde se alerta que cada vez hay más jóvenes que acaban acudiendo a esta ONG. Cáritas atendió el año pasado a 5.476 menores de 34 años, lo que representa el 26% del total de los beneficiarios.

'Barcelona tiene dos caras. Una es la del Fòrum 2004 y del distrito 22@; la otra es la que muestra nuestro informe'. Así comenzaba ayer la presidenta de Cáritas, Núria Gispert, la explicación de la memoria anual de la ONG eclesiástica. En ella no hay grandes novedades, pero sí la confirmación de lo que hasta ayer eran sospechas. Aunque los inmigrantes siguen ocupando buena parte de las bolsas de pobreza, Cáritas advierte que los autóctonos son cada vez más vulnerables a las situaciones de exclusión social.

Núria Gispert lo demostró con palabras muy claras. 'Un día muere el marido de un matrimonio que siempre ha salido adelante como ha podido. La viuda pierde la mayor parte de sus ingresos y acaba encerrada en casa y sin ganas de relacionarse con nadie'. Así comienzan las situaciones de exclusión social. 'Acaban cuando un día encontramos a la mujer muerta en su casa', afirmó Gispert. No sólo ocurre en barrios obreros. 'Esta situación la vemos cada vez más en lugares como el Eixample o Les Corts'. Son los nuevos pobres de Barcelona. 20.587 de ellos acudieron el año pasado a los servicios de Cáritas, el 8% más que en 1998. Según los datos de esta ONG, la pobreza se está feminizando [las mujeres son el 53% de las demandantes de ayuda] y las beneficiarias son cada vez más jóvenes.

El gerente de Cáritas, Joaquim Sabater, explicó que las personas atendidas 'cada vez piden más dinero para poder comer y dormir hoy, mañana o pasado, cuando antes las peticiones eran más para hacer frente, durante un mes, al recibo de la luz o el agua, o para pagar el alquiler'.

Sabater agrega que de las personas atendidas por Cáritas durante el año pasado, el 44% vivía en pisos compartidos o como realquilados, el 4% en pensiones y el 6% no tenía vivienda.

El resultado es que en enero de este año Cáritas tuvo que destinar 23.353 euros (unos 3,9 millones de pesetas) a pagar pensiones (el 999% más que el mismo mes del año anterior).

El fenómeno de falta de vivienda es tan grave que Cáritas ha advertido que, sobre todo los inmigrantes sin papeles, pagan entre 60 y 90 euros mensuales por una cama en un piso compartido que usan por turnos durante las 24 horas del día. Es el retorno a lo que antes era conocido como las camas calientes.

Las ayudas que concede Cáritas para alimentos también se han disparado en los últimos meses, y la organización facilita comida de forma permanente a unas 350 familias.

Pero no sólo el área de Barcelona tiene graves problemas. Cáritas de Girona atendió a 23.000 personas el pasado año en los diferentes servicios que ofrece, lo cual supuso 6.000 personas más que en 2000. En Girona también se ha observado que cada vez más personas viven en el límite de la pobreza, sobre todo los inmigrantes, que son el 70% de los beneficiarios de la ONG.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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