Aznar apela a su mayoría absoluta para descalificar la huelga general
El jefe del Ejecutivo afirma que quienes apoyan la huelga 'no aceptan' los votos del PP
La cúpula nacional del PP y sus principales barones territoriales salieron ayer del Palacio Municipal de Congresos de Madrid entusiasmados con el mensaje firme y el encargo claro de José María Aznar para combatir la primera huelga general que enfrenta. Aznar no ve más 'razón política' para este paro que el 'despropósito' de los sindicatos y de los partidos de la oposición que lo 'jalean, instigan, azuzan y apoyan' al 'no aceptar' la mayoría absoluta y los 10.300.000 votos cosechados 'democráticamente' por el PP en las elecciones generales. El presidente les acusó de 'intentar rescatar fuera de las urnas lo que los ciudadanos españoles' valoraron entonces de su programa electoral: gestionar las reformas necesarias para lograr el pleno empleo.
Aznar llama a Zapatero 'palmero' de los convocantes y 'tres veces irresponsable'
'El paro daña el interés y la imagen de Sevilla y los sevillanos, y de España y los españoles'
La convención para el balance propagandístico de los logros del sexenio del PP en el Gobierno se transformó en un acto de reafirmación del líder y de rechazo absoluto de cualquier argumento a favor de la huelga convocada para el 20 de junio. Aznar inundó los 46 minutos de su discurso con advertencias muy directas a los líderes sindicales y a los socialistas. Aprovechó la buscada coincidencia del ecuador de la legislatura y sus seis años en el poder para recordar que en abril de 2000, 'un mes después de ganar las elecciones' y 'unas semanas antes del discurso de investidura para formar Gobierno', el dirigente de uno de los sindicatos ya le amenazó con el paro.
El presidente repitió varias veces esa idea y la encuadró, además de en el deseo de sindicatos y oposición de recuperar el poder perdido en las urnas, en la presunción de que sus electores se decantaron por el PP porque prometió afrontar 'reformas claras y tranquilamente'.
Aznar se adentró en una fase de autopromoción de los datos económicos más significativos de este periodo para concluir que 'España avanza' incluso más que la media de la Unión Europea y justificar esas mejoras en un gran objetivo: 'Aspirar al pleno empleo está al alcance de nuestras posibilidades'. El presidente enumeró entonces el descenso del paro, el récord de afiliaciones a la seguridad social, la provisión del fondo de pensiones, etcétera. '¿Y cuál es la respuesta que algunos dan a todo esto? La respuesta es una huelga. Para salir de la España cañí lo que se hace es una huelga'.
El presidente relató luego su visión de las negociaciones con los sindicatos. Comentó que empezaron a dialogar hace dos meses y que como única respuesta recibieron el aviso de que retiraran de la mesa su nueva propuesta de reforma laboral. Quiso dejar en evidencia con su estilo irónico que los intransigentes en este proceso han sido los sindicatos por exigir que se negociase sólo lo que ellos dijeran, como lo dijeran y cuando lo dijeran 'porque si se le ocurre hacer algo al Gobierno, le convoco una huelga'.
'¿Y que tiene que hacer un gobierno democráticamente elegido, y demostrada capacidad de diálogo hasta la extenuación?', se preguntó. 'El Gobierno lo que tiene que hacer es gobernar, tomar decisiones y se tomarán pensando en la responsabilidad ante el país y para mejorar las cosas'.
En ese momento, Aznar explicó las tres reformas principales según su criterio de la nueva regulación laboral que han provocado la huelga. Primero reseñó que tras el decretazo aprobado el viernes por el Consejo de Ministros un parado dejará de cobrar el subsidio si rechaza tres veces una 'oferta adecuada de trabajo'. El presidente reveló que un primer ministro europeo le ha informado estos días de que eso ya pasa en su país sólo con despreciar un trabajo. 'Si lo hago yo aquí, van y me hacen tres huelgas seguidas', remachó. En ese tono, Aznar preguntó a los propios dirigentes sindicales si están dispuestos a que se les 'rebaje una parte de su salario para pagar esas contribuciones a los que no quieren trabajar'.
Sobre las modificaciones del antiguo Plan de Empleo Rural (PER), Aznar subrayó que hace 10 años había 260.000 beneficiados y ahora hay 360.000, justo cuando más desciende la población agraria y cuando tienen que llegar muchos miles de inmigrantes para trabajar en el campo. Aznar criticó al presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Manuel Chaves, por negarse a asumir más inmigrantes de Canarias cuando su comunidad es la más beneficiada por el PER y por esa inmigración. El tercer punto del decretazo que Aznar valoró fue la exoneración del 100% de las cuotas de la Seguridad Social durante 24 meses a las mujeres que vuelven al trabajo después de haber sido madres.
El presidente concluyó que mal deben estar los responsables sindicales cuando, según él, cambian cada día de argumentos para explicar la huelga e interpretó que el único propósito que persiguen es que él 'no se vaya de rositas, pero haciéndoselo pagar a toda España'. Aznar avisó con 'tristeza profunda' a los líderes sindicales, a los que dijo 'apreciar y respetar', de que su 'triste destino será pasar a la historia por convocar una huelga contra el empleo'. Pero también por fijar ese paro la víspera del Consejo Europeo de Sevilla con que España cerrará su tercera presidencia de la UE: 'No tiene precedentes en ninguna parte del mundo', servirá para 'dañar conscientemente el interés y la imagen de Sevilla y los sevillanos, de Andalucía y los andaluces y de España y los españoles'. 'Es un despropósito para hacer daño, todo el daño que se pueda'.
Sobre el PSOE y su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, Aznar recogió el guante dialéctico que le había dejado en el estrado el secretario general del PP, Javier Arenas, que le había definido como 'el palmero irresponsable de los sindicatos'. Aznar aprobó esa licencia y le descalificó como 'tres veces irresponsable'.
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