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Reportaje:

Gerontocracia en el Vaticano

Siete cardenales de la Curia han sobrepasado la edad de jubilación o están a punto de hacerlo

El clima de fin de pontificado que se vive en Roma y que alimenta los rumores sobre una posible dimisión de Juan Pablo II se deja sentir en otros aspectos de la vida interna del Vaticano. Por ejemplo, en la congelación de algunas ambicionadas nóminas de la Curia vaticana, pospuestas sine die pese a que sus titulares actuales cumplieron ya los 75 años, la edad de jubilación fijada por el Código de Derecho Canónigo.

Los titulares de cuatro de los 10 ministerios esenciales del Vaticano (la Secretaría de Estado y las nueve congregaciones) han superado ya, o están a punto de hacerlo, esa barrera temporal, sin que existan perspectivas de una inminente sustitución. Otro tanto sucede con otros tres altos cargos de la Curia (de la que forman parte también 11 consejos pontificios, seis comisiones pontificias y tres altos tribunales), que siguen en sus puestos llenando de impaciencia a los aspirantes a sustituirles.

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Este fin de semana, el Papa festejó su 82 cumpleaños elevando a los altares a cinco nuevos santos, y recibió el lunes, en relativa buena forma, al presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso. Karol Wojtyla le hizo incluso una broma: 'El Papa también es gaucho', dijo, sin reparar en que mencionaba a los vaqueros de la Pampa argentina. Cardoso le aseguró, sin dejar de sonreír, beatífico: 'El Papa es también carioca y brasileño'. Hace tiempo que el estado físico del Papa es motivo de discusión, pero, a estas alturas, la Curia romana parece haber llegado a la certeza de que Juan Pablo II sólo dejará su puesto cuando no pueda comunicarse con los fieles.

¿Cuándo llegará ese momento? Quizás tarde más de lo que muchos creen. En esta espera, muchos prefectos de ministerios vaticanos que un día sonaron como papables han pasado ya el umbral de la jubilación o están a punto de hacerlo. Es el caso del secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano, número dos del Papa, que, con el código en la mano, tendría que dejar el cargo el 23 de noviembre próximo. O el español Eduardo Martínez Somalo, cardenal camarlengo y prefecto de la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada, que cumplió la edad de jubilación el pasado 31 de marzo.

En la misma situación se hallan el poderoso prefecto del ex Santo Oficio, cardenal Joseph Ratzinger, que cumplió en abril los 75, y el titular del ministerio del Culto Divino, Jorge Medina Estévez, que este año cumple 76.

La prensa internacional ha citado ya a dos posibles sustitutos para Medina, el cardenal de Boston, Bernard Law, acosado en su patria por el escándalo de los sacerdotes pederastas a los que está acusado de haber encubierto, y el obispo italiano Pietro Marini, que prepara todas las ceremonias religiosas del Papa. De momento, el Vaticano ha desmentido la primera hipótesis y no ha comentado la segunda. Como tampoco provoca reacciones oficiales la hipótesis de una sustitución del cardenal Joseph Ratzinger por el arzobispo de Viena, cardenal Chrisoph Schonborn.

Cargos de perfil más bajo pero de importancia, como el control de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, están en manos de purpurados teóricamente jubilados, como Agostino Cacciavillan, mientras el responsable de los archivos y bibliotecas, el argentino Jorge María Mejía, acaba de llegar a la respetable edad de 79 años al pie del cañón. En octubre atravesará también el umbral de la jubilación el cardenal norteamericano Edmund Casimir Szoka, gobernador de la Ciudad del Vaticano, sin que se hable siquiera de posibles candidatos a sucederle.

'En esta fase no es imaginable que se aborde una renovación radical', declaraba hace unos días una fuente vaticana al diario La Stampa, 'la situación está paralizada y los relevos en los puestos clave se siguen posponiendo'.

No es la primera vez que Juan Pablo II mantiene en su puesto, más allá de la edad de jubilación, a un colaborador importante. El cardenal Agostino Casaroli siguió siendo secretario de Estado hasta los 76 años. Aun así, la lista de relevos en esta fase final del pontificado de Karol Wojtyla excede los cargos curiales. Los cardenales al frente de importantes diócesis que han presentado ya la carta de dimisión por razones de edad son numerosos. Es el caso de los españoles Ricard Maria Carles Gordó, cardenal arzobispo de Barcelona, y de Francisco Álvarez Martínez, nombrado cardenal hace un año cuando ya había cumplido los 75 años y presentado incluso su petición de jubilación como arzobispo de Toledo. También esperan el relevo los cardenales de París, Budapest, Dublín, Cracovia y Glasgow, entre otros.

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