Problemas para el BCE
Una desafortunada combinación de factores está haciendo más difícil la labor del Banco Central Europeo en materia de política monetaria. Mientras que la actividad económica en la Eurozona no termina de repuntar, la tasa de inflación se mantiene claramente por encima del nivel objetivo del 2% y sujeta a presiones externas de difícil predicción: precios del petróleo, redondeo por la introducción del euro, precio de los alimentos sin elaborar...
Conviene recordar que la misión encomendada al BCE es la estabilidad de precios, que se concreta en tasas de inflación en la Eurozona inferiores al 2%. Su política monetaria, por tanto, estará enfocada a la consecución de este objetivo, subiendo tipos de interés en los momentos de presiones al alza en los precios y bajándolos en el caso contrario. ¿En qué momento nos encontramos ahora?
Una desafortunada combinación de factores está complicando la labor del Banco Central Europeo en materia de política monetaria
Si atendemos a la tasa de inflación del mes de abril, un 2,4%, da toda la impresión de que el 'sesgo' (la propensión a mover los tipos de interés en un determinado sentido) del BCE debería ser alcista. En los primeros cuatro meses del año se han notado: 1) el efecto redondeo tras el cambio de moneda al euro (aunque los estudios de Eurostat ponen de manifiesto que no ha sido muy elevado, sí parece que se está repartiendo a lo largo de varios meses); 2) las recientes subidas del precio del petróleo; y 3) subidas de los precios de alimentos sin elaborar. Con todo, el principal riesgo es el de retroalimentación de la propia inflación. Recientemente hemos asistido a una negociación salarial en Alemania en la que los trabajadores demandaban una subida basada en expectativas de inflación superiores al objetivo de inflación del BCE. Los objetivos son útiles si son creíbles, y para que sean creíbles es necesario pensar que la autoridad monetaria estará dispuesta a subir los tipos de interés hasta el nivel necesario para hacer descender la tasa de inflación.
Dos argumentos aconsejan, sin embargo, el mantenimiento de los tipos de interés en los niveles actuales por el momento. El primero es el margen de tiempo que otorga el convencimiento de que en el corto plazo la inflación cederá hacia niveles próximos al 2%, al entrar en acción determinados efectos interanuales. El segundo es que la reactivación económica se pondría en peligro en un escenario de tipos de interés más altos. El BCE anticipa el primero y es sensible al segundo.
Enrique Sánchez del Villar y Raquel Vázquez son, respectivamente, socio y analista de Analistas Financieros Internacionales.
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