Relaciones de ida y vuelta
Las inversiones europeas desconfían de Argentina, pero no castigan al resto de América Latina
Las relaciones económicas entre la Unión Europea y Mercosur resultaron fructíferas en el último decenio hasta que el 'efecto tango' generó pérdidas y recortes de la inversión en la tercera economía latinoamericana. El dinero europeo desconfía de Argentina, pero no castiga al resto de la región. Incluso puede volver a fluir a aquel país si se recuperan sus finanzas.
Las empresas españolas que se concentraron en servicios y banca de Argentina han sido las europeas que más han perdido
La principal diferencia entre uno y otro bloque reside en la PAC, que impide competir a las exportaciones de Mercosur
Las relaciones económicas entre la Unión Europea y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) van viento en popa, a pesar de la crisis argentina, según admiten varios participantes del Foro Empresarial Mercosur Unión Europea (MEBF, siglas en inglés), que se celebró esta semana en Madrid, antes de la cumbre euro-latinoamericana, finalizada ayer.
La UE, mayor inversor extranjero en el bloque suramericano, destinó casi 30.000 millones de euros a Mercosur en 1999 y menos de 25.000 millones en 2000. La crisis argentina, sin embargo, reducirá el ritmo de la inversión en la región, aunque no habrá una fuga de empresas europeas, en opinión del vicepresidente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) brasileña, Osvaldo Moreira Douat. Los Quince aumentaron sus exportaciones a la segunda mayor unión aduanera del mundo de 5.800 millones de euros en 1990 a 23.700 millones en 2000. Las importaciones ascendieron de 14.000 millones a 23.500 millones. No obstante, Mercosur padeció en los últimos años déficit comerciales de hasta 6.000 millones, difíciles de financiar en tiempos de crisis.
No es el mejor momento para el avance de las relaciones entre la UE y el Mercosur, según Moreira Douat. La crisis argentina se suma a la incertidumbre que genera en Brasil el liderazgo del izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva en las encuestas para las elecciones de octubre próximo. Además, el renovado proteccionismo norteamericano, al que la UE estudia responder, desalienta el proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que actuaba como revulsivo de las negociaciones de los Quince con Mercosur. Un alto directivo de un grupo alemán, que prefiere guardar el anonimato, admite que la 'apertura de los mercados tiene su altibajos'.
Falta de credibilidad
El efecto tango, que sólo ha contagiado por ahora a Uruguay, ha dejado a Argentina fuera del mundo, según reconoce el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Enrique Mantilla. Ni la devaluación de enero pasado resultó tan positiva para las ventas externas, pues dejó al país sin moneda, tal como advierte Mantilla.
Pero el citado alto ejecutivo alemán señala que Argentina carece de credibilidad y condiciona el regreso de la inversión europea a ese país a la reconstitución de la seguridad jurídica. Desde que Buenos Aires impuso en diciembre el corralito a los ahorros y la suspensión de pagos, se inició una serie de cambios en las reglas de juego.
La confianza de los empresarios europeos en Argentina ha caído al nivel cero, según el director de comercio internacional de la Fundación BankBoston, Félix Peña. 'Hay hartazgo y subestima de que los mismos síntomas se repitan en otros países latinoamericanos', alerta Peña. El copresidente de MEBF, el petrolero argentino Carlos Bulgheroni, considera que los europeos siguen interesados en Mercosur, incluida Argentina, pero advierte de que están 'desilusionados: Pensaban que el país no iba a volver al pasado'.
Las empresas españolas, que se concentraron en servicios y banca en Argentina, fueron las europeas que más perdieron, pues pusieron demasiados huevos en la misma canasta. Campofrío y Adolfo Domínguez ya se marcharon del país y SCH amenaza con seguir sus pasos. En el caso de Repsol YPF, su vicepresidente, Ramón Blanco, admite que no tiene más remedio que seguir en Argentina, donde generaba el 45% de sus ingresos hasta la devaluación.
Volver, volver
Más de un empresario español jura que no volverá a poner un duro más en Argentina. Pero el presidente de la patronal CEOE, José María Cuevas, admite que las inversiones españolas pueden volver a Argentina si este país llega a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, basado en la austeridad fiscal y un marco estable para las empresas. Vincula la permanencia de las empresas de su país a la recuperación de la tercera economía latinoamericana y reconoce que los capitales fluirán más hacia México, en detrimento de 'otros' destinos.
La industria automotriz argentina, dominada por las empresas europeas (Renault, Peugeot Citroën, DaimlerChrysler, Scania, Fiat y Volkswagen), se instaló en los noventa para abastecer un mercado interno que llegó a casi medio millón de vehículos y ahora representa sólo 100.000. El presidente de Peugeot Citroën, Jean Marie Folz, asegura que mantendrá su estrategia de especialización en Mercosur, fabricando coches medianos en Argentina.
Compensará la merma de ventas en este país con exportaciones a toda Latinoamérica. 'Hoy no podemos tomar decisiones de inversiones allí', se sincera Folz, mientras en Brasil continúan ampliando su fábrica. El presidente de Peugeot Citroën Argentina, Luis Ureta Sáenz Peña, considera que el inversor europeo está esperando 'para ver qué pasa', pero una vez que la situación se aclare, volverá a apostar por este país.
Un acuerdo entre los dos bloques constituiría un aliciente para que Mercosur atraiga empresas europeas, según Alfonso Cortina, copresidente del MEBF. 'Será un marco regulatorio para la inversión directa extranjera directa y la propiedad intelectual', destacó en la sesión inaugural del foro, al que asistieron 242 hombres de negocios. Advirtió: 'El interés de la UE por Mercosur no debe decaer'.
El obstáculo de las subvenciones
Las negociaciones comerciales entre la UE y el Mercosur están frenadas, según el economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA). '¿Hasta dónde se puede avanzar sin tocar los subsidios europeos al campo?', se pregunta Peirano. El vicepresidente de la patronal industrial brasileña, Osvaldo Moreira Douat, coincide en que se aminorará el ritmo de las conversaciones y considera poco probable que se llegue a un acuerdo en 2004, tal como prevé el copresidente del MEBF, Carlos Bulgheroni. El otro copresidente del foro, Alfonso Cortina, pidió que los países desarrollados formulen concesiones en el sector agrícola: 'Deben estimular la eficiencia en los productores'. La principal diferencia de criterio entre empresarios de uno y otro bloque reside en la política agrícola común (PAC), que impide competir en condiciones iguales a las principales exportaciones de Mercosur. Los ejecutivos europeos, al igual que sus Gobiernos, consideran que este tema debe tratarse en la próxima ronda de la Organización Mundial de Comercio. Los suramericanos expresaron en el documento final que la eliminación de subvenciones está ligada a la negociación birregional.
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