Amores difíciles
Es difícil lo que intentan el director, César Martínez Herrada, y sus guionistas, Carlos Pérez Merinero y Ion Arreche: construir una historia hecha de silencios y calladas recriminaciones; una trama sobre la que gravita mucho más lo que ya se ha vivido que lo que se da a observar; un relato en el que lo eludido es tan o más importante que lo mostrado: esa madre muerta, esa pareja destrozada, esa mujer infiel que abandona a su marido en vísperas del gran triunfo artístico de éste.
De esos silencios, de esas oquedades está hecho Cuando todo esté..., la narración de las dificultades de un padre y un hijo para reconstruir los antiguos lazos de cariño filial. Pero los responsables del asunto intentan, en realidad, algo más difícil aún: hablar del día a día de una familia humilde, un padre obrero (Santiago Ramos) y su hijo, obrero también, y sin especialización alguna (Daniel Guzmán); hablar de ese sector social al que, con desprecio digno de mejor causa, el cine español suele negar sistemáticamente voz e imagen.
CUANDO TODO ESTÉ EN ORDEN
Director: César Martínez Herrada. Intérpretes: Santiago Ramos, Daniel Guzmán, Miguel Rellán, Cristina Plazas, Antonio Dechent. Género: drama. España, 2002. Duración: 100 minutos.
Por eso, y más allá de algunas dificultades que el filme manifiesta de manera más palmaria de como debería, es preciso ver una película como ésta. Por su honestidad, por su desarmante humanidad; porque no le duelen prendas a la hora de hablar de lo mal visto, porque no oculta jamás desde dónde está hablando; y porque supone un largo paso adelante en la filmografía de Martínez Herrada, que había dejado mal sabor de boca con su debú, aquella olvidable Manos de seda que, vista ahora desde la perspectiva del tiempo, parece hecha por otro: lo que no es poco.
Babelia
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