'Vayamos a la escuela en patinete'
Alumnos de secundaria sugieren cómo mejorar la convivencia en las calles
Los patinetes son fáciles de guardar, ocupan poco espacio, no contaminan, se aprende rápido a utilizarlos y el usuario gana velocidad, hace deporte y disfruta. Tienen inconvenientes: cuando llueve se resbala, a veces las ruedas se traban en las tapas de las alcantarillas y, además, el que patina desarrolla más la musculatura de una pierna que la de la otra. El balance, pues, es positivo, de ahí que el colegio Barrufet haya decidido proponer: 'Vayamos a la escuela en patinete'.
La idea es una más de las propuestas por diversos grupos de niños y niñas de escuelas barcelonesas que durante varios meses han analizado problemas de movilidad en la ciudad. Ayer las expusieron en un pleno especial al que asistió el consistorio barcelonés casi al completo, además de 200 chavales y también una representación del Ayuntamiento de San Sebastián con su alcalde, Odón Elorza, a la cabeza, y un grupo de estudiantes donostiarras que han participado en la experiencia.
Los escolares analizaron la situación de su entorno inmediato e hicieron sugerencias diversas. La de la escuela Barrufet gustó mucho a ERC. Tanto, que su concejal, Jesús Mestro, propuso incluirla en el programa electoral del partido, junto a la petición de construir aparcamientos para los patinetes.
La escuela de educación especial Santos Inocentes hizo una exposición de la situación que perciben sus alumnos: 'Semáforos en buen estado: no; calles limpias: no; coches mal aparcados: sí; motos mal aparcadas: sí; señalización de centro escolar: no; guardia urbana: no'.
Otro tanto hizo el instituto de enseñanza secundaria Juan de Austria y descubrió que hay calles sin semáforos ni pasos de peatones, el autobús y el metro quedan lejos, los coches estacionan en doble fila y, con las motos, invaden el carril de la bicicleta, por las noches hay atracos, hay mucha contaminación acústica y buena parte del mobiliario urbano está roto.
En general los estudiantes van al cole a pie (el 73%) o en transporte público (el 16%), defienden el uso del metro y el autobús, critican el vandalismo y el abuso del coche (alguno pidió pancartas contra el tráfico) y defienden la bicicleta. Y así lo expresaron en las intervenciones que dirigieron al alcalde. Cuando éste les preguntó si usan la bici para ir al colegio o para otros menesteres, hubo respuestas muy diversas: en bicicleta va la mayoría, pero no al colegio porque, dijo una muchacha, 'al salir no la encontraríamos'.
Las intervenciones de los políticos fueron menos frescas. Hasta tal punto parecían encorsetadas en el tópico que una chica pidió la palabra para recordar que la audiencia pública con estudiantes, que se celebra cada año, merece un vocabulario que pueda entender todo el mundo. Hubo grandes aplausos.
La presencia de los alumnos vascos llevó al alcalde Joan Clos a pedir el uso del castellano. Casi nadie le hizo caso. Los barceloneses usaron mayoritariamente el catalán. Odón Elorza habló también en vasco. En algunas ocasiones el esfuerzo por utilizar el catalán provocó alguna confusión jocosa. La concejal del PP Emma Balseiro empleó expresiones que resultaron chocantes. Primero recriminó a los estudiantes 'la barra' (posiblemente pretendía hablar de desparpajo) de sugerir actuaciones al gobierno municipal; luego aseguró que el resultado de los trabajos de los estudiantes era 'sorprendente' porque mostraba 'sentido común e inteligencia'.
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