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Maragall culpa de la 'enorme inseguridad' ciudadana a los gobiernos de Aznar y Pujol

El dirigente sostiene que populares y CiU forman un mismo bloque encabezado por el PP

En Cataluña existe un problema de 'enorme inseguridad', pero la culpa no es de los inmigrantes, sino de los gobiernos central y autónomo y de su incapacidad para coordinarse y resolverlo. Así lo dijo, con contundencia y sin rehuir un debate tradicionalmente incómodo para la izquierda, Pasqual Maragall durante el consejo nacional que el PSC celebró ayer en Barcelona. Maragall advirtió a sus correligionarios de que CiU y el PP forman un bloque único, intercambiable, y auguró que el principal rival del PSC será pronto el partido de José María Aznar.

La inseguridad 'es el gran tema del momento', dijo Maragall en su intervención. Y los socialistas catalanes, al hilo de la experiencia francesa -donde el ultraderechista Frente Nacional ha capitalizado el descontento a costa de la izquierda-, quieren situarla en el centro del debate político, aunque desde una perspectiva muy distinta a la que suele utilizar el centro derecha: señalando como responsables del problema al Gobierno y no a los inmigrantes.

Así lo hicieron en sus intervenciones de ayer tanto el primer secretario del partido, José Montilla, como sobre todo Pasqual Maragall, quien subrayó que la situación es especialmente grave en Cataluña como consecuencia del despliegue de los Mossos d'Esquadra y la progresiva retirada de agentes del Cuerpo Nacional de Policía. 'En algunas zonas nos estamos quedando sin policía, y ante esta situación la derecha pretende decir que la culpa la tienen los inmigrantes', afirmó el líder socialista.

El presidente del PSC insistió en varias ocasiones en desvincular inmigración de delincuencia, una asociación a menudo insinuada por el PP: 'Encima cargan a la inmigración el muerto de la delincuencia cuando el culpable [de la inseguridad] es la ineficacia del modelo policial'. De la situación responsabilizó por igual al Ministerio del Interior y al consejero de Interior, Xavier Pomés, a quien tildó de 'consejero clandestino'.

Como alternativa, Maragall reiteró las recetas ya apuntadas por el PSC a lo largo de la semana para combatir la inseguridad: mando policial único, aumento del número de agentes, aceleración del despliegue de los Mossos d'Esquadra, incorporación al cuerpo autonómico del mayor número posible de policías nacionales y guardias civiles hoy destinados en Cataluña, impulso de políticas contra la degradación en los barrios y reformas legislativas que penalicen la multirreincidencia en el mismo delito.

El problema de la inseguridad centró buena parte del discurso del líder socialista, pero éste utilizó también el consejo nacional de ayer para calentar motores con vistas al próximo ciclo electoral, que el PSC ve absolutamente interconectado: aspira a ampliar la ventaja sobre CiU en las municipales para dar un impulso decisivo a las autonómicas -y poner fin a 23 años de gobierno nacionalista- y vencer en éstas para acercar a José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa.

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De acuerdo con el análisis de Maragall, la continuidad de la alianza entre CiU y el PP hasta el final de la legislatura 'clarifica el mapa político con rotundidad' y deja al descubierto la existencia de un 'bloque electoral intercambiable en Cataluña y en España'. 'Artur Mas es el candidato del PP en Cataluña y José María Aznar es el presidente de CiU en España', afirmó. El secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, calificó ayer mismo este análisis de 'boutade', mientras que Mas lo consideró una 'bobada'.

No obstante, a juicio de Maragall esta situación esconde en realidad 'una OPA del PP hacia CiU', por lo que preparó a los dirigentes socialistas para tener como principales contrincantes en el futuro -ya en las próximas generales- al PP más que a los nacionalistas.

'A l'estiu, tota cuca reviu'

Pese al optimismo generalizado entre los dirigentes del PSC, Maragall exhortó al partido a hacer un esfuerzo para atraer independientes, especialmente en las zonas rurales, el principal bastión de CiU. El líder socialista reiteró sus conocidas tesis de abrir el partido y las listas a ciudadanos sin el carnet del PSC, aunque lo hizo de una forma sorprendente, que provocó primero hilaridad y luego carcajadas entre los dirigentes.

'No podemos hacer el cambio nosotros solos, necesitamos a los ciudadanos por el cambio, que com el cuc a l'estiu, reviu', dijo utilizando una expresión que, aplicada literalmente a Ciutadans pel Canvi, podría tener visos más bien peyorativos. Maragall precisó después que no se refería sólo a esta plataforma, con la que el PSC repetirá muy probablemente coalición electoral, y trató de subrayar con porte serio que el partido debe ser 'generoso con los ciudadanos que quieren el cambio'.

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