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Reportaje:

Regreso a la transición

Benito Sanz y Josep Maria Felip revisan el tránsito hacia la democracia en 'Política y políticos valencianos' Benito Sanz y Josep Maria Felip revisan el tránsito hacia la democracia en 'Política y políticos valencianos'

Miquel Alberola

Dos episodios determinaron la historia política valenciana en la segunda mitad del siglo XX. Fueron, por una parte, la transición política a la democracia (1975-1978), con la muerte del caudillo y la eclosión de las fuerzas sociales y políticas, y, por otro, la institucionalización y desaparición del proyecto del País Valenciano (1978-1982), con la gestación del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana y la restauración de la Generalitat.

En ese intenso y convulso período la movilidad de las élites políticas fue vertiginosa. Unos desaparecieron tras las elecciones generales de 1977 o las municipales de 1979 para dar paso a otros que, o bien se caerían por el tortuoso camino de la Batalla de Valencia (en cuya superficie izquierda y derecha debatían por símbolos de identidad distintos) o serían fulminados por la mayoría absoluta del PSOE en 1982. El saldo de bajas fue impresionante, y sobre todos ellos se erigió una nueva élite nacida de la institución de la Generalitat, y que 13 años después, en 1995, sería desplazada con la misma vehemencia por la que en la actualidad ocupa la Administración autonómica y la mayoría de ayuntamientos.

Para los profesores Benito Sanz y Josep Maria Felip, autores de Política y políticos valencianos, recuperar estos episodios con sus protagonistas responde a la necesidad de 'explicar lo que pasó entonces, con la reivindicación y fracaso de cierto modelo de autogobierno, el de País Valenciano, para poder entender hoy, 20 años después, bajo otra realidad política socialmente consolidada, por qué una generación política, ya pasada, todavía quiere mantener silencio sobre lo ocurrido'. Aunque la izquierda a menudo responsabiliza a la derecha, no es menos cierto que en aras de la política renunció sin demasiadas aclaraciones posteriores a un proyecto basado en la nueva interpretación de la identidad de los valencianos (el de Joan Fuster). 'Se mató al padre, y es preferible culpar a la derecha que dar explicaciones sobre ello', diagnostica Josep Maria Felip.

La liquidación de este paradigma, quizá porque no servía políticamente para construir el país que nacía, ya que, según Felip, asimilaba todo el perfume del anticolonialismo de finales de los cincuenta y sólo atraía al 1% del electorado, terminó engullendo hasta los símbolos (la bandera de las cuatro barras y las nomenclaturas del territorio y la lengua), que debían de haber quedado al margen de la trituradora política. Como metáfora ácida, ese modelo murió mientras los políticos jugaban un partido de fútbol contra periodistas, que por supuesto perdieron.

Otro de los aspectos importantes destacados en el libro fue el papel jugado por la estructura del Movimiento y los ayuntamientos para Unión del Centro Democrático (UCD). Las elecciones generales llegaron antes (1977) que las municipales (1979) sin otro objeto que el Movimiento pudiese utilizar la estructura de la Administración local para poder articularse en la nueva etapa. En ese sentido, el que fuera lugarteniente de la Guardia de Franco y secretario del Consejo Provincial del Movimiento, Esteban Rodrigo de Fénech, suministra una valiosa información sobre la fundación de UCD a partir de las estructuras del antiguo régimen. 'La estructura del Movimiento se mantiene disfrazada de demócrata en tanto y en cuanto controla la estructura municipal y la línea de mando', explica Sanz, quien justifica la disgregación de UCD en la pérdida de esos mismo poderes municipales en 1979 ante el empuje de la izquierda.

El libro, que combina el marco estatal con el autonómico y difunde documentos inéditos, biografías y fotografías, abarca la actividad política desarrollada en el último cuarto del siglo XX y se divide en dos apartados: Del tardofranquismo al Estatuto 1975-1982, que es el volumen que acaba de publicar la editorial Gules, y La clase política en la Comunidad Valenciana 1982-2000, de próxima aparición.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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