'Sólo yo estaba capacitado para interpretar a Ali'

Muhammad Ali sólo tiene palabras grandilocuentes para describir Ali, el filme que sobre su vida ha interpretado Will Smith y dirigido Michael Mann. 'Fue como verme a mí mismo', ha dicho el mítico boxeador.

Muhammad Ali sólo tiene palabras grandilocuentes para describir Ali, el filme que sobre su vida ha interpretado Will Smith y dirigido Michael Mann. 'Fue como verme a mí mismo', ha dicho el mítico boxeador. 'Estoy convencido de que será uno de los filmes más grandes de la historia del cine, por encima de Los diez mandamientos o El Padrino', auguró. Pero el público estadounidense le abandonó en sus predicciones, no demasiado interesado en esta película de Michael Mann. Fueron la crítica y los oscars los que le dieron la razón, al menos en una cosa: el trabajo de Will Smith era impecable.

El intérprete, de 33 años, pasó con este papel de la popularidad obtenida en el mundo de la música, la televisión o las películas de acción a ser considerado como un actor serio candidato al Oscar por su interpretación del púgil más polémico y legendario de la historia del boxeo. Claro que -como bien recuerda este actor nacido en Filadelfia- antes de los premios y los halagos por su trabajo no faltaron las críticas, algunas de ellas muy mordaces. 'Sí, lo mejor de todo es que la gente fue muy honesta conmigo', rememora, 'y me decía cosas como '¿sabes?, durante mucho tiempo pensé que era la peor idea que había escuchado en Hollywood'. Fue un total y completo escepticismo, donde yo era el primer incrédulo. Por eso estuve rechazando el proyecto durante cinco años. Porque era incapaz de ver el camino entre Will Smith y Muhammad Ali'.

Pregunta. ¿Qué iluminó esa transformación?

Respuesta. La seguridad de Michael Mann de que lo que íbamos a hacer era diferente a lo que habíamos visto hasta la fecha. Ali es la persona más famosa del mundo y no estaba dispuesto a pasar a la historia como el actor que hizo una chapuza con su vida. Sí, ya sabes, ese tipo, Will Smith. No lo hizo mal en Independence Day, pero lo lió todo queriendo ser Ali. Mann acabó con mis dudas asegurándome que el fracaso no era una opción en esta película.

P. La receta parece que estuvo en la preparación.

R. Sí, aunque cuando Michael me explicó por primera vez el proceso de transformación yo seguía aterrorizado. El primer paso fue físico. Correr como Ali, comer como Ali, boxear como Ali. Un entrenamiento intensivo hasta que mi cuerpo aprendiera a reaccionar como el de Ali. De ahí pasamos al siguiente nivel, al mental. Saber que una vez en el cuadrilátero, cuando suena la campana, lo único que quieres es acabar con tu adversario, un sentimiento que te tiene que poseer por completo para entender la mente de Ali. Eso me llevó al tercer nivel, el espiritual, donde comprendí el desarrollo interior de este hombre, sus convicciones y sus creencias.

P. ¿Cómo vivió el primer derechazo recibido durante las peleas?

R. Fue Michael Bentt, ex campeón de boxeo. Me pilló con un golpe que vi venir, por lo que bajé la barbilla y me dio en la cabeza, comprimiéndola en mis hombros. Sentí como una descarga eléctrica desde la base del cuello hacia los hombros y un relámpago azul, como cuando pones la lengua en una pila de nueve voltios. Pero fue la prueba de fuego, porque más que acobardarme lo que quería era devolver el golpe.

P. Se ha comentado que el papel ha hecho un hombre del chaval que protagonizaba El príncipe de Bel-Air.

R. Yo también he escuchado los chistes del Willagra, ahora en su farmacia más cercana. Esa parte hay que preguntársela a mi esposa, pero hay un par de efectos maravillosos en lo de estar en forma. Está claro que me hizo un hombre nuevo, algo muy divertido para Jada (Pinkett-Smith), aunque para los niños fue un poco más raro ver en su casa alguien que se comportaba diferente.

P. Sin embargo, pidió al director que contratara a su esposa para la primera escena de sexo de su carrera.

R. Nunca lo había hecho antes a menos que cuentes la de Seis grados de separación, que no tenía nada que ver. Así que ésta ha sido mi primera escena de sexo y quería a Jada a mi lado para hacerlo más cómodo porque es raro eso de estar desnudo con todo el mundo alrededor. Al menos, Jada y yo ya tenemos experiencia en eso, pero preferí no inmiscuirme en las labores del director. Fue Mann el que quiso a Jada después de conocer a Sonji, la primera esposa de Ali, porque, en su opinión, eran idénticas.

P. ¿Cuándo dejó de intimidarle la presencia del verdadero Ali?

R. Nunca, aunque recuerdo el primer día que llegó al rodaje. Fue cuando dejé salir de mí todo lo que había aprendido. Empecé a gritarle que le iba a matar, que lucharía contra él en ese momento. Que si había alguien asustado ése no era yo. Así durante 15 minutos, chillando y tirando lo que encontraba a mi paso mientras me miraba. Al final me aplaudió y se volvió a un amigo que le acompañaba para preguntarle: 'Hombre, ¿cómo es que nunca me dijiste lo loco que estaba?'. Se trata de una leyenda viva y fue entonces cuando supe que nadie que no fuera yo estaba capacitado para interpretar ese papel.

P. ¿Significa que se acabó el Will Smith bromista y aventurero?

R. Tengo que reconocer que después del 11 de septiembre me siento muy orgulloso de haber hecho un filme que signifique algo, una película con un mensaje social y con un sentimiento espiritual como Ali. Pero también seguiré haciendo películas como Hombres de negro 2, porque no quiero perder el sentido de espectáculo y diversión que caracteriza a Hollywood.