_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Amanecí de bala

Es más rápida la espada bolivariana que el ojo del marine. En 33 horas, Hugo Chávez dio la vuelta a la tortilla que se guisaban la oposición venezolana, y los estafermos de la Administración Bush. Desde el primer momento estaba claro: se había perpetrado un golpe de Estado en toda regla, contra el presidente de Venezuela, elegido democráticamente. Cuando el New York Times, con rotundidad, y el Newsweek, con tibieza, lo confirmaron, las democracias occidentales que habían celebrado el final de un Chávez incómodo, se quedaron lívidas. Estos campeones de la libertad y de la igualdad, dentro de un orden y de unas élites financieras, se envainaron sus talonarios. La UE se equivocó otra vez. La UE no es más que la ceca del euro. Articulada desde el capital y para al capital, ya ha mostrado su verdadero rostro, su cinismo y su fracaso: desde la bofetada de Sharon, al excluir a los Quince, con Arafat, de una posible conferencia de paz; a la bofetada de Chávez, al recuperar la presidencia de su país. 30 años y seguimos igual: Estados Unidos organizando golpes y ordenando rapiñas y escabechinas a las oligarquías latinoamericanas; y la Europa opulenta y retórica, reverenciado al cesarismo de Washington, y cediéndole bases y liderazgo. Por su debilidad y por su recelo a una Europa de los ciudadanos, la UE no tiene autoridad, y sí un variopinto catálogo de histriones, mequetrefes y fascistas.

Hugo Chávez puede ser un populista, un payaso, un mamarracho, pero le ha plantado cara a las marionetas de la casa Blanca y a la propia Casa Blanca, que es la casa del Pánico y el origen de un aventurerismo ecuménico y matón. Los payasos y mamarrachos europeos no solo no plantan cara a Bush ni a Sharon, si no que se bajan lo que se les pida. Qué panda de pedigüeños y sumisos. Con todo, es preferible Chávez y los desposeídos venezolanos, a Pedro Carmona, patrón de patrones, que exigía el poder absoluto, y que le hubiera dado lecciones de corrupción al pintoresco ex teniente coronel. Y hasta es muy posible que Chávez cante mejor que Berlusconi.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_