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Columna
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Los dos modelos, puestos en entredicho

Joaquín Estefanía

HACE UNOS AÑOS estuvo de moda hablar de dos modelos de capitalismo: el anglosajón, hegemonizado por Estados Unidos, y el renano, que comprendía las maneras de actuar de Alemania y Japón. Cada uno de ellos ha tenido sus épocas de gloria. El capitalismo renano, que dio lugar a los llamados milagros alemán y japonés, estaba dispuesto -sobre todo en el primer caso- a sacrificar algo de su eficacia (medida en puntos de crecimiento del PIB) en aras de un mayor consenso social; el anglosajón era más eficaz, pero más despiadado.

Por distintas razones, ambos modelos han entrado en crisis. Después de que en la pasada década EE UU viviera su periodo de expansión más prolongado, se ha iniciado una etapa de enfriamiento de la que aún no conocemos su profundidad. Pero el entredicho ha venido por otros motivos, y lo han protagonizado, en primera instancia, empresas como Enron y Andersen, y más allá, la actuación de las firmas de inversión que aconsejan a los ciudadanos dispuestos a acudir a las bolsas. Información confidencial, enriquecimiento de los ejecutivos al tiempo que otros empleados se arruinaban, contabilidad creativa, auditores que no ejercían su función y firmaban informes limpios, etcétera, han creado una sensación de desconfianza difícilmente comparable con la de otras coyunturas.

Los fallidos de Kirch, Holzmann y otras empresas son la demostración de que el 'modelo alemán' está en cuestión. En esta ocasión, el espejo americano no sirve, aquejado de la crisis de confianza de Enron y Andersen

La decadencia japonesa es suficientemente conocida. Este archipiélago sale de una recesión y entra en otra, perjudicando el devenir de muchas empresas industriales y con un sistema bancario cuyo nivel de fallidos o de créditos de muy dudoso cobro es inimaginable en cualquier otro lugar.

Lo más reciente está ocurriendo en Alemania, donde se concatena una suspensión de empresas tras otra, de sociedades de primer nivel. En 2001, el número de empresas alemanas que suspendieron pagos superó las 30.000, con un incremento del 14% respecto a un año antes. Las previsiones hechas para el ejercicio en curso hablan de 40.000 empresas que no pagarán a sus proveedores ni a sus acreedores. Entre ellas hay algunas especialmente significativas; la última, el grupo Kirch de comunicación, cuya crisis podría tener como resultante la presencia omnímoda en Alemania de magnates como Berlusconi o Murdock, algo completamente impensable apenas unas semanas atrás. Pero antes también cayó Holzmann, la segunda constructora del país, que entre sus encargos tenía la renovación del Reichtag, y que hace dos años fue protagonista de una espectacular operación de salvamento por parte de sus bancos, avalada nada menos que por el canciller socialdemócrata Schröder; y antes fue la aeronáutica Dornier, y antes Herlitz, etcétera. La existencia -también en Japón- de continuas pasarelas y ayudas entre el mundo de la política, la empresa y la banca para ayudarse a salir de sus dificultades, y que formaba parte del modelo alemán, parece haber concluido. Bastante tiene cada uno de esos sectores con hacer frente a sus propios problemas en un mundo en el que la competencia se ha globalizado.

La incorporación de Alemania a las mismas reglas del juego que existen en el capitalismo anglosajón se inició, de manera irrevocable, cuando Manesmann, uno de los símbolos más fuertes de ese modelo alemán, fue adquirida por Vodafone. El capital foráneo penetraba en Alemania, pese a las resistencias de una parte del empresariado y de los políticos. ¿De modo irrevocable? Es difícil ser rotundo en la apreciación cuando se leen declaraciones de principio tan optimistas como las que, todavía hace una semana, había en estas mismas páginas del consultor de empresas Roland Berger: 'En Alemania nos va demasiado bien como para hacer reformas. Somos el mayor mercado de Europa; todavía somos muy ricos..., la mayoría de nuestras empresas cuenta con una gestión de primera categoría, al menos no peor que la de las compañías estadounidenses, japonesas, francesas o británicas...'.

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