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Un nuevo concepto museístico para Barcelona

Se habla mucho últimamente en los medios de comunicación del proyecto de un nuevo centro museístico en Glòries. Este centro abarcaría todo el ámbito del diseño en su acepción más amplia, desde la indumentaria al urbanismo y, cómo no, al diseño gráfico e industrial, disciplinas en las que esta ciudad sobresale. Es un proyecto en el que he sido invitado a participar en el aspecto conceptual y al que, como pionero del diseño en este país, aportaré todo mi apoyo.

No ha de extrañar que Barcelona, una ciudad que ha apostado desde hace años por el diseño, adopte esta iniciativa. Los JJ OO del 92 fueron un éxito debido en buena parte al acertado diseño en todos los frentes. Fue una operación impecable en la que se implicó al diseño ya desde sus inicios. Recordemos el primer logotipo de la candidatura, ese palillo de América Sánchez y el propio dossier de la candidatura. Luego el genial logotipo de Trías, el atrevido Cobi de Mariscal... y así todo, hasta los podios, era innovador, creativo, distinto: diseño del bueno. Era algo que se palpaba en cada detalle y que dio al mundo una imagen de Barcelona nueva y dinámica. Y digo Barcelona y no España porque desde entonces Barcelona es, en el mundillo del diseño y de la creatividad, una ciudad de referencia. Lo de los JJ OO no fue un montaje oportunista, improvisado para la ocasión. Hacía años que la ciudad apostaba por el diseño y los JJ OO fueron la revelación, una demostración urbi et orbi de un talante largamente gestado.

En Barcelona 92 hasta los podios eran innovadores, creativos, distintos: era diseño del bueno

Un talante bien anclado en la vida ciudadana, ya que podemos remontarnos hasta 1775, cuando los gremios de la ciudad crearon la Escuela Gratuita de Diseño para mejorar la calidad de sus productos. Luego nacieron el FAD, el GATEPAC, la ADIFAD y la ADGFAD, el BCD, la ADP y escuelas como Elisava o Eina. Todo ello, instituciones y movimientos barceloneses creados por la sociedad civil, por los propios profesionales para ampliar sus miras o para divulgar un modo de entender la creatividad.

Ahora, con este proyecto, la ciudad inicia una nueva etapa. No basta reivindicar el haber sido la cuna del diseño en este país o una ciudad con buen diseño en todo lo que emprende. Es necesario dar un paso más. El conocimiento del diseño, de sus logros, de su historia, ha de salir de los círculos ilustrados e impregnar el tejido social. No es suficiente disponer de una excelente obra pública ni poseer valiosas colecciones y simplemente exhibirlas. Hay que dar un mejor futuro a todo ese legado del pasado y abrir nuevos horizontes. Hay que diseñar nuevos modos para acercar el conocimiento de esta creatividad a la gente, crear algo distinto con más capacidad de convocatoria y que despierte el interés sostenido de esta ciudad y de su gente por el diseño.

Ese ambicioso proyecto cultural se ubicaría en Glòries, en el corazón del área que alberga ya el Teatre Nacional de Catalunya y el Auditori. Se pretende crear un gran centro con talante transversal e interactivo, que reúna todo lo que poseemos y sabemos en ese ámbito del diseño; un núcleo de información, abierto al debate, a la agitación cultural, que incite a la participación ciudadana en todas sus expresiones; un centro vivo repleto de historia, de datos y de actividades pluridisciplinarias, en el que cada público encuentre en todo momento algo que aprender, algo que

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despierte su atención y su interés; una suerte de epicentro cuya onda expanda conocimiento y estimule la investigación y la reflexión en torno al diseño, ese diseño que nos es a todos tan cotidiano y próximo; algo que incide en todas las cosas que nos rodean, que nos envuelven o nos asisten en cada momento del día; algo que, por esa misma importancia que tiene en nuestra vida, merece ser considerado, estudiado, calibrado, valorado.

Para lograr este objetivo hay que partir precisamente de una perspectiva propia del diseño, haciendo un total replanteamiento de lo que existe, sabiendo superar los usos en curso para detectar lo que aún está por hacer. Con este centro, Barcelona pretende anticiparse y ofrecer lo que la gente espera, hacer lo que aún no se ha hecho, dando un enfoque distinto a la misión museística, romper barreras, acortar distancias, hacer que el acceso al conocimiento resulte atractivo y a la vez de fácil alcance. Será un multicentro de cultura, en el que siempre ocurra algo nuevo e interesante, con constantes y renovadas exposiciones monográficas o transversales basadas en las obras de sus colecciones. El valor de un legado está en función del buen uso que de él se hace. Esas obras de las colecciones encierran lecciones que hay que saber descifrar y presentar para que sean entendidas y apreciadas. Así, las exposiciones deben ser didácticas a la vez que divertidas, para que este centro llegue a ser uno de esos lugares a los que guste ir no sólo con interés cultural, sino también con curiosidad, que habrá de llevarnos a mirar las cosas que nos rodean de un nuevo modo y a poder pensar y opinar sobre todo ello. Ésta es la meta que se propone este centro. Es una meta ambiciosa, un verdadero reto que creo que merece la pena afrontar.

despierte su atención y su interés; una suerte de epicentro cuya onda expanda conocimiento y estimule la investigación y la reflexión en torno al diseño, ese diseño que nos es a todos tan cotidiano y próximo; algo que incide en todas las cosas que nos rodean, que nos envuelven o nos asisten en cada momento del día; algo que, por esa misma importancia que tiene en nuestra vida, merece ser considerado, estudiado, calibrado, valorado.

Para lograr este objetivo hay que partir precisamente de una perspectiva propia del diseño, haciendo un total replanteamiento de lo que existe, sabiendo superar los usos en curso para detectar lo que aún está por hacer. Con este centro, Barcelona pretende anticiparse y ofrecer lo que la gente espera, hacer lo que aún no se ha hecho, dando un enfoque distinto a la misión museística, romper barreras, acortar distancias, hacer que el acceso al conocimiento resulte atractivo y a la vez de fácil alcance. Será un multicentro de cultura, en el que siempre ocurra algo nuevo e interesante, con constantes y renovadas exposiciones monográficas o transversales basadas en las obras de sus colecciones. El valor de un legado está en función del buen uso que de él se hace. Esas obras de las colecciones encierran lecciones que hay que saber descifrar y presentar para que sean entendidas y apreciadas. Así, las exposiciones deben ser didácticas a la vez que divertidas, para que este centro llegue a ser uno de esos lugares a los que guste ir no sólo con interés cultural, sino también con curiosidad, que habrá de llevarnos a mirar las cosas que nos rodean de un nuevo modo y a poder pensar y opinar sobre todo ello. Ésta es la meta que se propone este centro. Es una meta ambiciosa, un verdadero reto que creo que merece la pena afrontar.

André Ricard es diseñador, profesor y crítico. Diseñó el dossier de candidatura y la antorcha para los JJ OO de 1992

André Ricard es diseñador, profesor y crítico. Diseñó el dossier de candidatura y la antorcha para los JJ OO de 1992.

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