Holanda intenta atenuar su culpa en un informe sobre Srebrenica
Siete años después de la caída del enclave bosnio de Srebrenica, el informe oficial holandés sobre la posterior matanza de 7.500 varones musulmanes por las tropas serbias repartió ayer la responsabilidad de lo ocurrido entre el Gobierno de La Haya, por sus ambiciones políticas al aceptar una misión imposible de paz, y el Ejército, por su pasividad. Elaborado por el Instituto para la Documentación de la Guerra, el trabajo lamenta también la falta de reflejos de la propia ONU al encomendar la protección de civiles a unos soldados inexpertos sin margen de maniobra.
La retirada de Srebrenica de los cascos azules holandeses, que no opusieron resistencia al avance del general serbobosnio Ratko Mladic y le ayudaron incluso a separar a los hombres de las mujeres y los niños facilitando, sin proponérselo, la aniquilación de los primeros, traumatizó de tal modo a la sociedad de los Países Bajos que la presentación del informe se hizo ayer en directo por televisión. A pesar del aplomo con que Hans Blom, director del Instituto, criticó a políticos, militares y luego a la ONU por dar la sensación de que Srebrenica era un lugar seguro guardado por apenas 200 soldados mal armados, los familiares de las víctimas desplazados a Holanda rechazaron el informe. Según ellos, el asesinato de sus padres, hijos y hermanos sigue impune y no hay visos de que los culpables asuman su responsabilidad.
Para el primer ministro socialista, Wim Kok, el informe supone un duro golpe poco antes de abandonar la política nacional. Recién llegado su partido al poder en el momento de los hechos, ha sollozado casi en la intimidad ante un volumen de 6.000 páginas que resalta su ceguera por lo que podía ocurrir en una Srebrenica en manos de los serbios.
