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Cuatro bandas mafiosas extorsionan a 100 restaurantes chinos de Madrid, según la policía

Los grupos actúan en horas de máxima asistencia de clientes y utilizan una gran violencia

F. Javier Barroso

Las mafias chinas, conocidas como triadas, están instaladas en Madrid y se dedican a extorsionar a 100 de los 400 propietarios de restaurantes de la capital. Según la Brigada de Extranjería y Documentación de la policía, son cuatro las bandas que exigen a los dueños de los locales pagos periódicos que oscilan entre los 1.800 y los 9.015 euros. Estos grupos están formados por diez o doce miembros, que aprovechan las horas de mayor asistencia de público en los restaurantes para mostrar una gran violencia, incluso con los clientes. De este modo amedrentan a los propietarios, que se ven obligados a pagar, ya que la comunidad china no suele acudir a la policía por este tipo de acciones.

Estas bandas de extorsionadores son ramificaciones de bandas más grandes que también se dedican a la inmigración ilegal y a los talleres textiles ilegales, según explica un responsable del grupo tercero de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación de Documentos (Ucrif) de la Brigada de Extranjería.

Su forma de actuar siempre es la misma, según este responsable policial. Suelen ser hombres corpulentos que actúan con gran violencia. Acuden en grupos de 10 o 12 a las horas de mayor afluencia a los restaurantes. Van encapuchados para no ser reconocidos por los clientes y, sobre todo, por los empleados y los dueños de los locales. Para amedretarlos, utilizan bates de béisbol, hachas de grandes dimensiones y hasta armas de fuego. Empiezan a golpear a los clientes y a los trabajadores. También destrozan el mobiliario del local.

Episodios violentos

'El dueño, al ver cómo actúan, suele acceder a sus exigencias, ya que si se repiten estos episodios violentos, el local cogería mala fama y no volverían sus clientes', explica este mando policial.

Los pagos varían en función del número de trabajadores y de la recaudación del local. Las cantidades pueden ser mensuales o sin periodicidad fija, en función de lo que decida la mafia. Oscilan entre los 1.800 y los 9.015 euros. La banda suele conocer los datos de la recaudación a través de empleados que trabajen o hayan estado contratados en el local. Éste fue el caso de Xin Min, empresario chino de 49 años que fue hallado muerto, con 20 puñaladas, en la madrugada del 14 de agosto de 2000 dentro de la cámara frigorífica de su restaurante de Alcalá de Henares. El cadáver estaba maniatado a una silla y tenía cortes en el pecho, la espalda y los brazos. La policía detuvo tres días después a uno de los tres cocineros que trabajaban en el local. El supuesto culpable llevaba apenas cinco días empleado en el restaurante alcalaíno.

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Los chivatazos permiten que estos inmigrantes pasen a formar parte de la banda, gracias a la información facilitada. Otras veces les tienen como infiltrados en los restaurantes.

Otra forma de actuar de estos grupos mafiosos consiste en secuestrar al propietario del establecimiento y obligarle, a punta de pistola, a vaciar su caja fuerte. Los criminales siempre saben su ubicación exacta por los chivatazos que reciben. Así le ocurrió en abril de 2000 a un inmigrante chino de la calle de Hortaleza (Centro), cuando fue encontrado maniatado en el descansillo de la escalera de su casa. Tenía 10 puñaladas en ambas piernas, un navajazo profundo en el brazo que le afectó la artería y otro más en la parte derecha del tórax.

Estas bandas cometen sus extorsiones fundamentalmente por la zona Centro de la capital porque dispone de buenas comunicaciones para poder huir. Gran parte de los 12.000 chinos residentes en la región ha elegido los distritos de Centro, Carabanchel, Usera y Puente de Vallecas para vivir. 'Además les resulta más rentable extorsionar a los dueños de los restaurantes céntricos, porque suelen ser más grandes y acude más gente', señala el inspector jefe.

Eso no implica que no se hayan registrado extorsiones en establecimientos de Parla o Getafe, entre otras localidades de la periferia. En la región están abiertos unos 400 restaurantes chinos. 'Estas bandas son una minoría dentro de la comunidad china en Madrid', añade el responsable policial.

Los investigadores suelen efectuar largas vigilancias en las puertas de los restaurantes para arrestarlos in fraganti, cuando los mafiosos regresan a cobrar lo fijado. La violencia de estas mafias resulta extrema, ya que suelen dirimir sus diferencias a tiros sobre el territorio o las zonas que se han asignado. Así ocurrió en el asesinato de Rafael Ángel Barrero, de 23 años, portero del bar karaoke Do Re Mi, cercano a la plaza de España, ocurrido en diciembre de 2000. Un pistolero entró en el local y disparó. Dos tiros le alcanzaron en el pecho. Murió en el acto.

Las víctimas tienen miedo a denunciar los asaltos

La policía suele encontrarse con serios problemas para detectar y detener a las cuatro bandas mafiosas que actúan en la capital. Tres aspectos suelen dificultar su labor, según explica el inspector jefe del Grupo Tercero de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsificación (Ucrif), de la Brigada de Extranjería y Documentación. El 95% de los empresarios rechaza denunciar los asaltos que sufren. Temen que las propias mafias les incendien el local o sufrir agresiones todavía más fuertes. Esto impide que la policía pueda abrir líneas de investigación claras. 'Además, el juez, si no hay denuncia, no autoriza las escuchas telefónicas, por ejemplo', explica el inspector jefe. Las víctimas tienen muchas dificultades para identificar a sus agresores porque actúan encapuchados. Esto ha cambiado en los últimos años, ya que antes lo hacían a cara descubierta. 'Como los que se dedican a esto son siempre los mismos, ya existen huellas y retratos robot que nos permitirían saber, si no se taparan la cara, quiénes son', añade el responsable policial. El tercer problema al que se enfrenta la policía es que la comunidad china suele ser muy cerrada, por lo que intentar infiltrarse entre ellos resulta casi una misión imposible. Además, las triadas (grupos mafiosos chinos) suelen tener una estructura militar, con una jerarquía muy establecida, en las que cualquier forastero resultaría muy llamativo. Los frecuentes enfrentamientos entre los inmigrantes marroquíes y chinos que se producen en el barrio de Lavapiés se rompen a la hora de hablar de mafias. Las triadas suelen valerse de los norteafricanos para conseguir pasaportes de turistas japoneses, que después falsifican los especialistas de la banda. La Brigada de Extranjería desarticuló en octubre de 1999 una organización criminal, formada por 13 integrantes, que había contratado a tironeros para hacerse con los pasaportes. Las armas de fuego suelen conseguirlas en poblados marginales o en Portugal, donde el mercado negro es más abundante. Una pistola marcada (utilizada en algún crimen) puede costar 600 euros. El precio aumenta según el calibre y lo moderna que sea el arma.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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