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Reportaje:

Dos meses para construir una nueva vida

Los inmigrantes cubanos deben volver a La Habana o quedarse ilegalmente en España tras vencer su permiso humanitario de 60 días

'España es una selva, pero Cuba es un zoológico', les dice Rafael A. a un grupo de cubanos reunidos en la plaza Tirso de Molina, en Madrid. Se dirige a ellos como si estuviera instruyéndolos en su nueva aventura en la Península. 'Los animales prefieren vivir en la selva, aunque eso suponga que tienen que buscarse la vida', añade este joven cubano que llegó a Madrid hace un año.

Aunque los cubanos dicen que un poco de humor caribeño les ayuda a aliviar la ansiedad, muestran su preocupación por que, una vez vencido el permiso humanitario de 60 días que les proporciona el Ministerio del Interior cuando piden asilo humanitario en el aeropuerto de Barajas, les sea deniegada una extensión de visado. Sin esa extensión, queda vetada su hipotética posibilidad de acceder a un permiso de trabajo. Fernando Oliván, director del Aula de Inmigración del Colegio de Abogados de Madrid, duda de que estos puedan obtenerla, y con ella el permiso de trabajo. Aunque un cubano tuviera éxito en su petición, el proceso podría tardar un año.

'No sabes tus derechos y te secas la voz llamando por teléfono para buscar trabajo'
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Tema:: La inmigración en España
Cartas:: Multiculturalismo e Inmigración

Entre enero y mediados de marzo de este año llegaron más de 500 cubanos al aeropuerto de Barajas en busca de asilo político. Casi todos habían comprado billetes desde La Habana a destinos como Rusia o Congo. Se quedaban en Madrid cuando sus aviones hacían escala para repostar.

El exagerado incremento del número de personas que intentan entrar en España por esta vía hizo que a partir del 15 de marzo España empezara a pedirles visados de tránsito. En 1999 se produjeron sólo 178 casos, frente a 3.000 en 2001. Para el Gobierno español no hay duda de que se trata de inmigrantes económicos, pero los propios cubanos cuentan que están en una categoría gris entre el refugio humanitario y la situación de asilo político. Ahora se quedan en España sin saber cuál será su futuro legal. 'Todos somos casos políticos, ya que el Gobierno de La habana manda tanto en la política como en la economía de Cuba', dice Rafael A., quien vino por la misma vía que sus compatriotas.

Los que no tienen amistades en España se están quedando en hostales, o en la calle si no tienen dinero suficiente. El permiso humanitario no les autoriza para trabajar.

'Nunca habíamos salido de Cuba, así que llegamos completamente desinformados sobre la falta de oportunidades', cuenta Dalie C., que llegó el 8 de marzo. Muchos de los nuevos inmigrantes cubanos sienten que el Gobierno español también está desinformado sobre la realidad política de Cuba.

La isla caribeña vive de una doble economía. A pesar de que los ciudadanos tienen una libreta para comprar unos kilos de arroz y frijoles, la pasta de dientes y el champú se consiguen sólo en dólares, a precios equivalentes a los del mercado estadounidense; la leche en polvo, los huevos y la harina sólo pueden comprarse en el mercado negro.

Los cubanos que llegan a Barajas cuentan que el Estado vende langosta a los turistas por 33 euros el plato en los hoteles de cinco estrellas, pero si la policía les encuentra a ellos una cola de langosta [cuesta 1.10 euros cada una en el mercado negro], lo puede multar con 165 euros. 'Si damos alojamiento a un turista extranjero sin pagar un impuesto (242 euros), la sanción asciende a 1.650 euros. Si conducimos dos kilómetros por encima del límite permitido, tenemos que pagar una multa y resolver un interminable papeleo burocrático'.

Para salir de su país, cualquier cubano necesita un permiso de las autoridades y el beneplácito del Comité de la Defensa de la Revolución, que se encarga de emitir un certificado en el que se asegura que el peticionario no es un 'antisocial' (contrarevolucionario). Los inmigrantes que han llegado a España cuentan que pagaron 450 dólares (500 euros) en el mercado negro para conseguir una carta de invitación por medio de un contacto en un tercer país, como Rusia o Congo. Para salir legalmente de la isla tuvieron que abonar además 160 euros al Gobierno cubano, pero en algunos casos las autoridades denegaron el permiso hasta que pagaron otros 110 euros de soborno, según afirman. Además, abonaron un billete de ida y vuelta para salir de Cuba, aunque muchos de los pasajes de regreso son falsos.

Afirman que se arriesgaron porque la situación en Cuba es penosa. El salario promedio es de 17 euros al mes, en pesos cubanos. 'Eso es lo que te cuesta un pantalón, pero hay que comprarlo en dólares estadounidenses', comenta Enrique G.

Otro inmigrante, Frank Hernández, dice que ha tenido que pagar multas por intentar salir de Cuba en balsa. 'Me apresaron porque repartía folletos en la calle a favor de la democracia'. A pesar de que afirma tener documentos de la Embajada suiza en La habana que muestran su persecución política, España no le concedió asilo político, sólo el habitual permiso humanitario de 60 días.

El caso de Hernández es más específico, pero muchos inmigrantes aseguran que tienen miedo al régimen cubano. Una vez que han pedido asilo en el extranjero, temen represalias políticas si vuelven a Cuba. Sus nombres podrían aparecer en una lista negra que les impediría conseguir trabajo legal en su propio país. Sería considerados 'traidores' a la Revolución.

'Le doy gracias a España. He salido de Cuba porque aquí estoy más libre', dice Pedro Luis. 'Pedro' -le refuta Enrique G.- '¿qué tú quieres decir? ¿Tú crees que estás haciendo gran cosa aquí, donde no puedes trabajar ni tener la seguridad de que después de los 60 días podrás regularizar tu situación? ¡Coño, es como estás viviendo en Cuba! Tú no sabes cuáles son tus derechos y te secas la voz llamando por teléfono a ver si puedes conseguir trabajo. El Gobierno español nos tiene que tomar en cuenta'.

Oswaldo H. añade: 'Si el Gobierno español nos ha dejado entrar, merecemos saber cómo se propone legalizarnos para trabajar en España.' Hernández es más optimista. Cuenta que su estado psicológico es más relajado: 'Imagínate que en Cuba no podríamos hablar así francamente'.

Dicen que están como los demás 250.000 inmigrantes que no pueden obtener la regularización tras la suspesión del régimen general decretado por el Gobierno español. Pero otros inmigrantes irregulares se quejan de que los cubanos son 'privilegiados' por poder conseguir el permiso humanitario.

Sin embargo, el director del Aula de Inmigración del Colegio de Abogados de Madrid, Fernando Oliván, asegura que dejarles entrar en el país con un permiso humanitario de 60 días no fue 'ningún favor', dado que tienen pocas expectativas para conseguir residencia y permisos de trabajo. 'Estamos en una situación muy irregular', insiste Enrique G.

Los cubanos esperan que el Ejecutivo español preste más atención a su situación de desamparo. 'Este permiso humanitario que nos dan es contradictorio', finaliza Enrique G.

Frank Hernández y Emilio Valdez muestran sus permisos de 60 días.
Frank Hernández y Emilio Valdez muestran sus permisos de 60 días.R. F. CUESTA

'En Cuba eres ilegal de la mañana a la noche'

Los inmigrantes cubanos no son clasificados como casos de asilo político, ya que no viven en estado de guerra violenta en su país, según el Ministerio de Interior. Sin embargo, ellos consideran que el régimen revolucionario de Fidel Castro les hace pasar la vida adulta como niños en un jardín de infancia y que sus existencias están sujetas a elevadas dosis de ansiedad cotidiana. Los inmigrantes cubanos reconocen que tienen una buena formación educativa y salud gratis, que no sufren la violencia cotidiana con la que se enfrentan los colombianos. Pero advierten de que es casi imposible estar 'a favor' de la Revolución, ya que nadie puede cumplir con sus demandas económicas y políticas. 'En Cuba eres ilegal desde que te levantas en la mañana hasta que te acuestas por la noche', dice Pedro Luis, un agricultor que llegó a España el pasado 10 de febrero. 'El camionero que tiene petróleo lo roba y lo vende al granjero, que tiene huevos robados de la granja estatal'.

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