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Un tercio de los valencianoparlantes renuncia a utilizar su lengua en público, según un informe

El bilingüismo se mantiene como aspiración, pero está lejos de ser una realidad

Un tercio de los valencianoparlantes esconde de entrada su lengua materna al comunicarse en el ámbito público. Ésta es una de las conclusiones extraídas del Informe sobre l'ús social de la llengua, encargado por la Federació Escola Valenciana a un equipo coordinado por el sociólogo de la Universidad Jaume I Artur Aparisi, para presentarlo en el congreso sobre L'escola valenciana en el món de la globalització que se clausura este sábado. Una conclusión del informe es que el bilingüismo es un objetivo, pero no una realidad, ni siquiera en las comarcas valencianoparlantes.

Este informe, encargado por la Federació Escola Valenciana (FEV) que organiza el congreso, incluye una encuesta efectuada en tres zonas valencianoparlantes: La Ribera Alta, L'Alcoià-La Vall d'Albaida y la Plana Alta. Se ha entrevistado a 900 personas (usuarios, propietarios de comercios y lugares de ocio, y funcionarios o empleados de la sanidad) y se han establecido posteriores grupos de discusión sobre las pautas de uso de la lengua. 'Hemos querido mostrar los problemas que tienen los valencianoparlantes cuando quieren vivir en valenciano', explica el coordinador del estudio, Artur Aparisi. Aunque modesto en sus dimensiones, se pretende que el proyecto estimule a las instituciones pertinentes (Acadèmia de la Llengua, Generalitat) a profundizar y ampliar sus resultados.

Tres de cada diez encuestados ceden en el primer intento de hablar en valenciano cuando se hallan en un comercio, un ambulatorio o un lugar de ocio. Aun descubriendo, en el curso de la conversación, que el interlocutor habla valenciano, casi la mitad de ellos prosigue en castellano. Para Artur Aparisi esta paradoja demuestra que el bilingüismo es sólo 'un objetivo' y sugiere que 'diagnosticar la situación actual como bilingüe contribuye a favorecer la desaparición progresiva del valenciano'. El estudio constata, asimismo, que a pesar del considerable aumento del conocimiento de la lengua (alfabetización) en los últimos 30 años, no hay relación directa con su uso. Un aspecto positivo es que el uso 'en el ámbito escrito se ha incrementado sustancialmente' (rótulos, facturas, etc.), en gran medida 'porque se partía de cero'.

Los grupos de discusión del estudio han detectado cuatro tipos de discurso. El denominado 'liberal-asímetrico', que se ve como discurso creciente, enfoca el problema de la lengua como cuestión personal, considera un axioma que con los castellanoparlantes se hable en castellano y niega el punto de partida desigual de las dos lenguas oficiales. El 'valenciano-folclórico', que enfatiza el habla local, aunque considera el castellano como estándar y lengua vehicular. El discurso 'valenciano-regional' considera que ésta es la lengua de los valencianos y tiene identidad propia, aunque ocupe un lugar subordinado al castellano; se enfrenta al discurso liberal en el tema de las ayudas, porque 'es un patrimonio a conservar'. En los tres discursos no hay inconveniente en escolarizar los hijos en castellano, si ello les da 'más oportunidades', algo fuera de lugar en el discurso 'fiel reactivo', que considera la comunicación en valenciano como 'de más calidad' y reacciona contra la presión del castellano. Es el discurso más reivindicativo y vincula la supervivencia del valenciano, como una variante del catalán, a que 'cada uno lo haga valer'.

Artur Aparisi subraya que en ningún caso aparece 'el discurso colectivo' que vincula la supervivencia de la lengua a un esfuerzo común, característico de la Transición, y que el discurso 'científico', que enfatiza la asimietría de las dos lenguas y las medidas positivas para la lengua minorizada, está ausente de la población. Sorprende que 'desde las diferentes propuestas discursivas se alude a que el valenciano está, o puede estar, de moda', algo que, según Aparisi, debería 'estudiarse en profundidad'.

En ese sentido, el debate del jueves sobre L'escola entre la identitat pròpia i la globalització, proponía mantener, en el contexto migratorio, el estatus prioritario de las lenguas oficiales por parte de los sistemas educativos, con actuaciones compensatorias para las lenguas minorizadas. Jaume Fullana, de la FEV y los representantes del País Vasco, El Ejido y Baleares, plantearon también la conveniencia de favorecer competencias en dos lenguas, además de las oficiales a lo largo de la escolarización.

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