_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Eutanasia

Una juez británica da la razón a Miss B., que ha pleiteado para que le retiren el respirador. Dimitir de la mala vida será un derecho el lejano día en que los estados laicos legislen de acuerdo con la libre reflexión de sus ciudadanos, alejada del mandato de los dioses. Porque ni una sola religión tolera que decidamos sobre nuestro propio mutis, como si no bastara con que nos hayan gobernado la existencia. Algunas doctrinas, incluso, parecen dictadas por divinidades con tendencias sádicas: el mundo es un valle de lágrimas, el dolor purifica, apuremos el cáliz de salvación.

Pero la jerarquía católica ya condena el ensañamiento terapéutico con enfermos terminales y propone un 'documento vital' en el que el enfermo solicita que no se le aplique la eutanasia activa, pero también que no se le mantenga a toda costa.

Hasta hace nada este asunto de la buena muerte tampoco entraba en la agenda de los partidos. Después, primero Cataluña y ahora la Generalitat valenciana proponen, en la ley de derechos del paciente, un testamento especial que podrá ser redactado por una persona en situación de lucidez, en el que se establece la asistencia sanitaria que desea recibir en el caso de encontrarse en una situación terminal o irrecuperable. La última, tímida, incorporación del tema al ordenamiento jurídico consistió en una cierta despenalización en el Código del 95, y por poco partidarios que seamos de que el Estado, los políticos o los curas decidan en lugar nuestro, o de nuestros seres queridos, conviene adoptar precauciones para que al menos legalmente no se pueda llamar asesino a quien sólo pretendió ayudar.

Hablamos de la considerada 'eutanasia pasiva' (eliminar los medios para la prolongación artificial de la vida, o suministrar calmantes necesarios, aunque la acorten), no por ello exenta de tal carga emocional que a veces paraliza a los familiares a la hora de desenchufar. No de la activa (Ramón Sampedro, doctor Kevorkian) que seguramente se aplica en privado más de lo que creemos, y que presenta fronteras difusas: ¿por qué es menos activo desconectar que suministrar un farmaco letal?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_