Eutanasia
Una juez británica da la razón a Miss B., que ha pleiteado para que le retiren el respirador. Dimitir de la mala vida será un derecho el lejano día en que los estados laicos legislen de acuerdo con la libre reflexión de sus ciudadanos, alejada del mandato de los dioses. Porque ni una sola religión tolera que decidamos sobre nuestro propio mutis, como si no bastara con que nos hayan gobernado la existencia. Algunas doctrinas, incluso, parecen dictadas por divinidades con tendencias sádicas: el mundo es un valle de lágrimas, el dolor purifica, apuremos el cáliz de salvación.
Pero la jerarquía católica ya condena el ensañamiento terapéutico con enfermos terminales y propone un 'documento vital' en el que el enfermo solicita que no se le aplique la eutanasia activa, pero también que no se le mantenga a toda costa.
Hasta hace nada este asunto de la buena muerte tampoco entraba en la agenda de los partidos. Después, primero Cataluña y ahora la Generalitat valenciana proponen, en la ley de derechos del paciente, un testamento especial que podrá ser redactado por una persona en situación de lucidez, en el que se establece la asistencia sanitaria que desea recibir en el caso de encontrarse en una situación terminal o irrecuperable. La última, tímida, incorporación del tema al ordenamiento jurídico consistió en una cierta despenalización en el Código del 95, y por poco partidarios que seamos de que el Estado, los políticos o los curas decidan en lugar nuestro, o de nuestros seres queridos, conviene adoptar precauciones para que al menos legalmente no se pueda llamar asesino a quien sólo pretendió ayudar.
Hablamos de la considerada 'eutanasia pasiva' (eliminar los medios para la prolongación artificial de la vida, o suministrar calmantes necesarios, aunque la acorten), no por ello exenta de tal carga emocional que a veces paraliza a los familiares a la hora de desenchufar. No de la activa (Ramón Sampedro, doctor Kevorkian) que seguramente se aplica en privado más de lo que creemos, y que presenta fronteras difusas: ¿por qué es menos activo desconectar que suministrar un farmaco letal?
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